Rodolfo “Popo” Sánchez: “La búsqueda de la auténtica belleza…”

Se trata de un compositor, arreglista, músico y director, cuya carrera ha sido una de las más grandes aportaciones a la música y al jazz mexicano, desde los años 60. Popo nos platica en esta entrevista los hitos de su admirable trayectoria.

El descubrimiento de la libertad

“Llegué a la CDMX y había una compañía de variedades. Iba cada noche, tenía 15 años, tenía problemas de acceso al lugar. El sindicato de músicos tuvo que apoyarme para que me dejaran trabajar, yo necesitaba el trabajo. Para esto, yo nací en Uruapan, Michoacán. Tuve la oportunidad de ingresar a la Escuela Nacional de Música; de ahí ya me empezaron a conocer, me invitaron a la grandes orquestas como la de Luis Alcaraz…

De pronto me di cuenta que existía el jazz, y que el jazz me permitía ser más libre en mis expresiones, que no me sujetaba a una partichela; la libertad es un privilegio de todo ser humano y esto me permitía ser libre musicalmente. Me introduje al jazz y de ahí no me saldré hasta que se me acabe la cuerda”.

El jazz de los años 60 en la CDMX

“En Uruapan me di cuenta de pronto que había ciertas limitaciones, no había más que hacer musicalmente. Tocaba en una orquesta, pero ya era todo. Fue cuando emigré al DF, me apreté el cinturón, un cambio drástico. Me metí a una tienda de discos y encontré el nombre de Charlie Parker, Paul Desmond en otro disco que decía jazz. Los compré. Me di cuenta de un mundo nuevo, infinito, cómo improvisaban en sus respectivos estilos, y más cuando escuché en vivo músicos en la CDMX, me di cuenta que ese era mi mundo.

Estamos hablando de los años 60, en los que proliferaban lugares de jazz, cafés, músicos muy valiosos que tocaban a un súper nivel, llegaban músicos de EU y se sorprendían de escuchar. Existían un lugar que se llamaba La Rua, estaba frente a Bellas Artes; otro jazz club que estaba en Sullivan, y Rivus Bar, que estaba en Insurgentes. Muchísimos más, cafés en la Condesa. Semíramis, en Lázaro Cárdenas…

Hubo músicos para mí que fueron los iniciadores del movimiento jazzístico en México. Fueron Hector Hallal “el Árabe”, Chilo Morán, excelente trompetista; Mario Patrón, pianista de leyenda; Tomás Rodríguez, Victor Ruíz Pasos, más famoso por “Vitillo”; Al Zúñiga, pianista; Juanito Ravelo, Mario Contreras, Tino Contreras…; muchos que tocaban en big bands, en ese tiempo se les llamaba “orquestas” simplemente, pero tenían la dotación instrumental de una big bang.

En esos años también llegaban músicos de Tijuana, que era un centro jazzístico muy importante, porque ahí cruzaban muchos músicos de San Diego, y mexicanos se iban al otro lado. Había una influencia muy fuerte. Lo mismo sucedía en Ciudad Juárez, otro lugar de donde surgían músicos importantes que vinieron a México. Eran las dos ciudades, después de la CDMX, en donde se expandió el jazz”.

¡La creatividad hace al jazz!

“Algunos opinan que el jazz llega a México como oleadas, pero yo pienso que el jazz siempre ha estado. Ahora está la fiebre de las big bands que proliferan por toda la república. La única pregunta que me queda es si esos músicos están bien preparados o si solamente tocan los números que les toca, eso no es todo. Los músicos jóvenes deben prepararse para ser músicos sólidos, que puedan tocar en cualquier parte, no solamente lo que tienen puesto en su grupo. El jazz va más allá de lo que muchos piensan, hay que prepararse primero.

Las raíces del jazz son: El conocimiento de la música: cifrados, estilo, historia…; el dominio del instrumento, sólo se adquiere con métodos que dan la técnica, no solamente tocando lo que se aprende; y la tercera, que es la más difícil: la creatividad, la imaginación, esa no te la enseñan en ninguna parte, esa la traes o no la traes, traes poquita o traes muchísima, eso es realmente el jazz. Que no se sorprendan si se salen de su big band y no pueden tocar en cualquier otro lado. No vas a ser músico de sólo un grupo. Es como decir ‘yo solamente leo en mi libro. Sé leer, pero solamente mi libro’, es comparable”.

Las cimas de una carrera brillante

Empecé a introducirme en el mundo del jazz con grupos como los de Chucho Zarzosa, en el bar Veranda, inolvidable lugar. Después tuve oportunidad de tocar en El Rigus con Chilo Morán y Mario Patrón, a quienes tanto admiraba. Llegó el momento en que empecé a integrar mis propios grupos. Uno me lo patrocinó la CFE, tenían una oficina artística en el Museo Tecnológico de Chapultepec, que dirigía un gran compositor, Sabre Marroquín; él me recomendó para que yo integrara un grupo de jazz, se llamaba Quinteto Polifonías. Viajaba yo a todas las instalaciones de la CFE en toda la república, a llevar música de jazz a todos los ingenieros, obreros y toda esa población. El maestro Marroquín me llamó porque él ya me conocía, me escuchó tocar en Cardini Internacional, donde trabajé  con Carlos Lira, uno de los iniciadores del bossa nova. Ahí llegaba gente como Álvaro Carrillo, llegaban músicos de EU. Sabre Marroquín tal vez no es muy conocido, pero gente como Pedro Infante grabó canciones de él, como Nocturnal. El caso es que él (Marroquín) me presentó con la dirección de la CFE y fue mi primer grupo.

Pasaron los años y tuve la oportunidad de hacer otras producciones. El Gobierno del Estado de México me llamó para que integrara una gran orquesta, que fue la Sagitario. Esa tenía los mejores músicos de México, decían que era la selección nacional; duró cuatro años. Después tuve a mi cargo la Orquesta de la Televisión Mexicana, en el Instituto Mexicano de la Televisión (IMEVISIÓN), integrada por 40 músicos.

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Estudié armonía, instrumentación y arreglismo, y mi primer trabajo fue haber compuesto, grabado y dirigido la música de los documentales promocionales de las Olimpiadas que se realizaron en México en el 68. Esos se proyectaron en todo el mundo”.

-Quiere decir que en esa época los medios sí se preocupaban por distribuir música bien hecha, aunque fuese música popular, tenía un nivel de complejidad. Esto ya no sucede.

“Estás hablando de algo muy importante. En otros países como Argentina, Chile, los medios de comunicación masiva tienen sus orquestas de base y esa era la idea, que en aquel entonces la diversión de IMEVISIÓN sí captó, como debería haber en todos los medios. Ahora ya se ha venido muy a menos, hasta la calidad de música popular; sin mencionar géneros ya sabemos de qué estamos hablando… así ocurre en nuestro país. Contra todo eso ha sido posible sacar adelante y remar contra la corriente.

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Me considero un músico que ha batallado muchísimo, sin embargo, curiosamente, los proyectos que se han logrado han sido porque me han buscado, cuando yo he tocado puertas no me las han abierto. Una empresa de Nueva York que se dedica a distribuir mundialmente música funcional (que se utiliza para ambientar lugares de trabajo…), me buscó para que hiciera una producción de 30 temas con gran orquesta, la cual realicé, ellos la distribuyen en lugares como Canadá, me volvieron a buscar… terminé grabando 130 temas de autores mexicanos, pero orquestados y actualizados ya con nuevos conceptos. El autor que se te ocurra fue grabado en mis propias versiones.

También fui invitado para asesorar la orquesta del Rey de Marruecos, también muy numerosa, ahí estuve un mes, me invitaban a que me quedara ahí, recorrí Casa Blanca, Rabat, pero ya para ese tiempo me estaba invitando la UV para asesorar la Orquesta de Música Popular de la UV, tenía esas dos alternativas, y me decidí por esta, no me arrepiento.

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Me han sucedido muchas cosas buenas. Una que guardo con mucho cariño la tuve en Lisboa con una canción de Roberto Cantoral. Bellísima, letra que es hasta poética, habla de mariachis que le arrancan sonidos al silencio; verás pirámides erguidas desafiando a los tiempos, el calendario azteca que fascina… era originalmente un bolero. Este era un festival en el que participaron 20 países, 10 de Europa y 10 de América. A mí me tocó grabar y dirigir y hacer el arreglo de esa canción, fue en 1981. Me encontré con la Sinfónica de Lisboa que iba a grabar el tema. Me tomé el atrevimiento de que el bolero se lo transformé a huapango (cantó un fragmento de la música citada*). Me dio el premio del mejor arreglo, el jurado integrado por varios países. Regresé con mi premio, ese mismo año vengo a dirigir temas y arreglos míos al Festival de la OTI en el Teatro de la Ciudad y también me gané el premio del mejor arreglo ese año, es inolvidable para mí el 81.

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Toqué con grandes artistas como Bill Evans, Paul Desmond, con Brubeck.  Fue en el primer festival internacional de jazz realizado en la CDMX en 1971. Todos los grupos me invitaban a participar con ellos. Tuve la oportunidad de alternar con uno y con otro. Trajeron gente como Thelonius Monk. Grabé un programa de televisión con Paquito D’Rivera, otro especial con Barry White y muchos más.

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Yo tocaba en el Hotel Camino Real y ahí, en un lugar de espectáculos, llegó Sarah Vaughan, bajó a tomar un trago con sus músicos, me llamó a su mesa. Yo no entendí muy bien su inglés, uno de sus músicos me preguntó ¿estás entendiendo lo que te dice? No, sinceramente no. Te está diciendo que le gustó mucho tu trabajo, que si tú te decides ella te puede recomendar en Estados Unidos, es gran amiga de Quincy Jones, ella te puede presentar con él, pero que antes tienes que ir prevenido con unos dólares para subsistir en lo que te llega la oportunidad.

No tuve el dinero. Eso y la comodidad de que aquí me sobraban oportunidades, a mí me fue muy bien. Todo el mundo me invitaba a tocar, grabaciones, muchos arreglos…”.

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-Y le hiciste mucho bien a la música mexicana…

“Estoy muy orgulloso con el trabajo de la OUMP. Estuve 11 años dirigiendo la orquesta”.

El que calló a Desmond

“He vivido muchas cosas con grandes músicos. Estábamos en ese festival de jazz en el Auditorio Nacional, tocando  con nuestro quinteto, Chilo Morán, Mario Patrón… después de nosotros venían Dave Brubeck y Paul Desmond. Entonces Paul Desmond comenzó a calentar su saxofón y a la hora del solo del bajista todo mundo ¡silencio! Se escuchó el saxofón que estaba interfiriendo el solo de Victor. Con todo y todo le hice: shhh. Dejó de tocar inmediatamente. Terminamos y después entraron ellos, Brubeck y Desmond, Morello, con su cuarteto clásico. Terminan. Yo estaba guardando mis instrumentos. En eso alguien me toca el hombro, era Desmond. Escucho “oye tú, tú me callaste”, fue para disculparse conmigo. Corroboré una vez más que la forma de tocar tu instrumento manifiesta tu personalidad. Cuando no lo conocía, yo pensaba ’este hombre es refinado, su actitud es la de un caballero’, yo lo conocí por su forma de tocar”.

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Por qué no un sonido de México para el mundo

“El consumismo, ellos se conforman con que ya les pegó una canción y con eso siguen. Cae en una sola palabra: mediocridad. ¿Por qué los grupos, teniendo todo el apoyo, no tienen que preocuparse por buscar un trabajo, no buscan cosas nuevas? ¿Por qué no proponen un sonido de México al mundo? Tienen todo el tiempo, talento no les falta. Existen grupos que caen en el burocratismo, han caído en un conformismo y otros están en la hamaca.

En el primer ensayo que tuve en la Orquesta de Música Popular, después de oírlos tocar la primera vez les dije lo siguiente ‘maestros, con todo respeto les voy a decir que estoy seguro de tres cosas: me voy a morir, tengo que pagar mis impuestos… y la tercera es que ustedes pueden hacer las cosas mucho mejor si ustedes se exigen; pueden hacerlo mejor estudiando, revisando su instrumento. Todos ustedes y yo podemos hacer las cosas mucho mejor’. Yo nunca estaré satisfecho, soy un inconforme crónico. Escuchó grabaciones y me preguntó cómo pude haber tocado así, me cuesta trabajo oír lo que grabé, me da miedo. Por ahí empiezo, por eso a los demás les digo, ¿por qué no?

Ya basta de que estemos haciendo en México lo que nos llega de otras partes, ¿por qué no nosotros exportar? Pero exportar calidad”.

El “Popo” actual

“Ahorita sigo sirviendo a la universidad dando clases, estoy formando nuevos músicos, no como yo quisiera porque las condiciones no se dan todavía y no todo mundo comprende todo lo que hay que hacer antes, enseñarlos a caminar para que puedan después correr bien. No estoy descubriendo el hilo negro, eso sí sucede en Europa.

Sigo atendiendo invitaciones que surgen de vez en cuando a tocar, dirigir, escribir.

No estoy haciendo todo lo que yo quisiera. A estas alturas, alguien escribió por ahí, estoy logrando lo mejor de mi rendimiento. Eso quiero exponerlo, quiero dirigir, presentar mis arreglos. Pero no se da. Tengo muchas cosas que podrían servir, desde orientación… todo esto que estamos platicando, pero no sé qué ocurre, es lo que me preocupa y me impacienta. Estoy en el momento de mostrar todo lo que he aprendido.

Tengo una deuda todavía. Soy de Michoacán y quiero ir a la sierra michoacana con mis paisanos a empaparme de la música auténtica y fusionarla… sus cantos en tarasco; tengo esa inquietud de grabarla y mostrarla al mundo.

Desde hace muchos años yo propongo esto, temas que son de un magnífico estado. Este se lo dediqué al estado de Veracruz, vas a escuchar un arpa, violín huasteco, la clásica Bruja, mexicas…. Son las propuestas que traigo desde hace muchísimos años.

Ya me hicieron muchos homenajes. Les digo, mi mejor homenaje sería que me apoyen para mi propuesta de México para el mundo. Estamos en deuda con nuestro país de hacer la música representativa, el sonido del México moderno”.

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-¿Qué opinas del disco de Victor Patrón, Otomí?

“Muy bien, es otra propuesta. Es muy bonito. Yo lo admiro y lo aplaudo por ese esfuerzo que hizo. Pero todavía no trascendemos, tenemos que encontrar… como lo hicieron alguna vez en los 60 los brasileños con su fusión del bossa nova, trascendieron internacionalmente. Aquí estamos muy dispersos los músicos, principalmente los músicos de jazz, estamos cada quien por nuestro lado”.

Popo cerró comentando su paso por la creación de la orquesta Primavera, en Oaxaca, donde radicó cuatro años;  aquel proyecto funcionó y fue formado por obreros y campesinos.

Su majestad, la música

“A los jóvenes: que se preparen bien, que estudien. Que vayan desde el principio, por aprender la técnica musical, qué es la música realmente. Música es la búsqueda de la auténtica belleza, yo le llamo ‘de su majestad, la música’.

Un poeta me dedicó su libro. ‘Dedico este libro a Rodolfo Sánchez, que conoce los secretos de su majestad, la música’. En lo que toques tienes que encontrar la belleza, nunca tocar por compromiso. No podemos tratar la música así, tenemos el privilegio de dedicarnos a la expresión más sublime del ser humano, pero llevada como debe de ser”.

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Gracias por compartirnos tus conocimientos y tu música, querido Rodolfo.

Fotografía: Raúl Román Romero Tapia