El Día Internacional del Jazz se celebró en el Parque Hundido con un espectáculo muy interesante, honesto y bien hecho.
Fueron tres días de conciertos, que abarcaron varios subgéneros y géneros compatibles con el jazz: desde jazz fusión, standards clásicos, big band, dixieland, blues, hasta rock progresivo, samba, polka y demás…
La idea surgió de Edgardo y Alberto Aguilar, dueños de El Convite, así como Victor Olmedo y David Sosa. Estos personajes que se han distinguido durante bastante tiempo por promover actividades relacionadas con la música compleja en la ciudad, decidieron unir a los distintos foros, medios de comunicación y artistas que integran gran parte de la escena del jazz en la CDMX.
Edgardo Aguilar. Foto cortesía de LedFilms
A través del panorama distópico que hemos estado viviendo debido a la desinformación sobre lo que es el jazz, este evento resultó ser prueba fiel de puntos a los que suelo aludir:
- A la gente le encanta el jazz si se lo acercas. El Parque Hundido se llenó de espectadores.
- Existen músicos y organizadores preocupados por la verdadera experiencia con el jazz.
- El talento reforzado con estudio en nuestro país, sí existe.
Voy a platicarles sobre los conciertos que pude presenciar, dejo de lado algunas bandas que participaron porque no tuve la oportunidad de apreciarlas durante todo su performance y prefiero dedicarles mis observaciones en algún momento que yo alcance a contar con las herramientas legítimas y suficientes para construir un buen argumento.
El inicio del festival sufrió un par de inconvenientes que retrasaron el espectáculo. Estuve tan cerca del desperfecto que puedo asegurar, fue algo que se salió de las manos de los organizadores. Lo magnífico fue que la gente se quedó esperando, sin moverse de su lugar. Para cuando comenzó el concierto, todos estaban contentísimos.
Omar Gardunho abrió el festival con su funk un poco más elaborado de lo que acostumbramos, se acercó bastante al jazz fusión y al rock psicodélico. Podría afirmar que es super fan de Victor Wooten.
Omar Garduño
DENB, integrado por estudiantes del DIM, se presentó después. Esto demuestra que el evento también se comprometió a apoyar a jóvenes artistas, lo cual es importante para que aquellos se acostumbren desde pequeños a los grandes escenarios.
DENB, alumnos del DIM
Este día cerró con Cha/Co Project, el cual sonó bastante completo, para sólo tratarse de tres instrumentos. Su estilo santanezco creo que fue la vitamina principal de su presentación.
La Pavel Loaria Big Band fue uno de los momentos más interesantes e increíbles de este festejo. Vi en los niños y jóvenes de esta orquesta el profesionalismo del que muchos adultos mexicanos suelen carecer. Pavel les ha enseñado a demostrar la energía, la sensibilidad y el esfuerzo que requiere el jazz. La conexión entre los miembros del ensamble y la de ellos con su director proyectan el potencial de esta Big Band. En parte también porque Pavel está consciente de qué es en realidad una Big Band, cuáles son sus elementos, y respeta el género como tal, a diferencia de otras orquestas que llevan años tocando boleros y vendiéndose como si fueran jazz; pues como me dijo Memo Cuevas hace algunos años en entrevista: la música que no es jazz, con sabor a jazz, es igual que el café descafeinado.
Me encantó ver también, cómo la guía de Loaria lleva a estos niños a desarrollar su propia personalidad. Tras toda esa ola de cantantes mexicanas que tienden a copiar lo que ya se hizo en vez de estudiar bien sus armonías, el cantante de la Pavel Loaria Big Band cantó con su propia voz y un estilo único, que el día de mañana, si sigue trabajando, le podría llevar a ser un gran artista.
Este es por mucho uno de los proyectos más inteligentes, honestos y sensibles que he visto en México. Me dará mucho gusto seguir a la big band y verla crecer.
Después apareció Silvie Henry, para cantar standards clásicos, con unas improvisaciones excelentes, magnífica técnica y afinación impecable, todo lo que logra una cantante profesional. Grandes músicos, gran ensamble.
Silvie Henry
Más tarde comenzó el ensamble de Gigio Romero, que presentó su nuevo disco Electratoaster. Su onda jazz fusión energético, le dio al público una vibra que pareció emocionar bastante. La participación de Diego Maroto en este ensamble, le dio el empuje freejazzístico que suele caracterizar al saxofonista.
Ensamble de Gigio Romero
Adelante Matías Carbajal se desarrolló como el proyecto quizás más versátil del evento, pues osciló entre la samba, el jazz europeo, alguna composición de la banda se acercó bastante al sonido de Dizzy Gillespie, por lo que fue bastante melódico y divertido. La variación rítmica fue encantadora. Justo lo que se espera de una presentación que toca dichos géneros.
Matías Carbajal
Tim Collins trajo dixieland. El sonido del ensamble estuvo genial, el uso de los instrumentos resultó bastante equilibrado, y cada uno sonó muy bien. ¿Resultado? Gran parte del público se puso a bailar; esto sólo puede significar que, contrario a los argumentos generales y vacíos que dan los medios comunes, la gente es totalmente capaz de apropiarse esta música si se la acercas. El jazz toca sin importar la edad, condición social ni género. ¡El jazz es una música que integra y por eso existe el Día Internacional del Jazz!
Ensamble de Tim Collins
El día cerró con Margarita Velázquez, quien enamoró a los espectadores con su blues. Hubo algunos tropiezos con la afinación, pero la fuerza y el sentido con los que cantó le dieron a su performance una esencia bastante agradable, incluso emotiva.
Margarita Velázquez. Foto cortesía de LedFilms
Petra, por su lado, dio un concierto fantástico. El mejor sonido, los músicos de altísimo nivel, los timbres de sus instrumentos en un buen lugar. Así, las composiciones de Fausto Palma, como siempre, valiosísimas, llenas de laberintos paralelos que te van llevando al éxtasis del rock progresivo y las músicas de varios países. Excelente presentación, sin palabras.
En conclusión debo decir que el sonido del evento estuvo bastante cuidado y se logró muy bien, sobre todo para haberse realizado al aire libre. La gente estaba fascinada. Este festival es una gran muestra de lo que nuestro país necesita para ampliar su oferta artística y cultural. Reconocer el trabajo de los artistas nuevos, y los artistas de nivel, es un gran paso para salir de la etiqueta de país tercermundista.