De Rachmaninov a Stevie Wonder: Arturo Sandoval sobre su vida artística

Por: Estefania Romero

Dizzy Gillespie sonríe al ver que ha dejado a uno de sus hijos de la música en esta tierra, para adorarnos con la magia de su trompeta. Arturo Sandoval, creador de los agudos más extraordinarios de este instrumento, miembro fundador de Irakere (junto a Paquito D’Rivera y Chucho Valdes), reconocido personaje de la United Nations Orchestra, y multipremiado por su labor como productor, ejecutante, compositor, y creador de música para cine; se presenta con su banda el domingo 25 en el Festival Latin Jazz Acapulco.

Arturo nos concede una entrevista exclusiva para platicar un poco sobre su vida y sus ideas artísticas:

-Querido Arturo, tu relación con Dizzy Gillespie ha sido una de las más significativas de la historia. Escribiste un libro sobre él (“The Man Who Changed My Life”), le compusiste “Dear Diz, Everyday I Think of You”. Quiero que nos platiques cómo comienza todo.

-Nos conocimos en La Habana, en Cuba, en 1977. Él fue en un crucero de jazz; estaba dando un recorrido por el Caribe y de ahí nos conocimos. Esa misma noche tocamos juntos. Después ya, al próximo año empecé a tocar con él hasta que él falleció en el 93.

-Cuéntanos alguna anécdota de la que más recuerdes con Dizzy.

-Era mi ídolo antes de yo conocerlo. Es una satisfacción muy grande, una bendición de Dios conocer a tu ídolo y hacerte amigo de él. Eso fue algo muy importante para mí, que siempre lo valoré mucho. En muchas ocasiones sonaba el teléfono y era un promotor de un festival de jazz pidiéndole que fuera a tocar con su grupo, y Diz le había dicho que único iba si yo fuera con mi grupo acompañándole. Cosas así hizo por mí. Por supuesto que me marcaron mucho. Dice mucho de la clase de persona que fue, lo mucho que me ayudó, me quería y que se preocupaba por que yo tuviera trabajo y por que tuviera acceso al público y que la gente supiera lo que yo hacía.

Él hizo muchas cosas por ayudarme, incluso cuando pedí asilo político, él fue conmigo a la embajada; vivió todo ese proceso.

 

Arturo Sandoval y Dizzy Gillespie. Fuente: ArturoSandoval.com

 

-Te ha tocado ver muchos fragmentos de la historia política. Escuchabas “La voz de América”, cuando esta emisora de radio estaba prohibida por Fidel Castro. ¿Cómo era la experiencia de estar escondido escuchando lo que más amabas?

-Una experiencia triste, desagradable, porque ellos le llamaban “la música del imperialismo yanqui” al jazz. Estaba muy lejos de esa realidad. No éramos bien vistos por el gobierno, la gente que le gustaba la música de jazz. Eso pasó hace muchos años, gracias a Dios, y hay muchas cosas buenas, bonitas. Yo nunca pensé ni pude imaginar que después de pasar los 60 años yo iba a tener tanto trabajo, tanta demanda, tantas cosas que hacer; yo pensé que eso iba a mermar mucho y ha sido todo lo contrario. Este año yo cumplo 69 años y te digo que hoy por hoy tengo más trabajo que nunca. Una bendición.

Yo estoy sumamente agradecido a Dios por todo lo que he pasado. He pasado por todo en la vida, por situaciones bien desagradables, difíciles; pero también he pasado muchísimas cosas muy reconfortantes, cosas que me han dado muchas fuerzas para seguir luchando en la vida y seguir: el amor a la música, el amor al público, al cambio, a mi carrera. Creo que después de todo ha habido un balance en cuanto a las cosas malas y buenas.

¿Cómo te sentiste cuando Obama te dio la Presidential Medal of Freedom? Me imagino que fue un momento muy impactante.

Es uno de los momentos más importantes y más emocionantes de mi vida porque es el reconocimiento más alto que ofrece el gobierno de los Estados Unidos. Y, por cierto, solamente habemos cuatro músicos de jazz que lo hemos obtenido en la historia. Los otros tres son Ella Fitzgerald, Count Basie y Duke Ellington. Imagínate tú estar en esa compañía, es algo sumamente grande para mí, un honor extraordinario.

Arturo Sandoval recibiendo la Presidential Medal of Freedom, a mano del expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama. Fuente: ArturoSandoval.com

 

-Has estado en escenarios, has grabado con compositores de distintas naturalezas. Has estado con Michel Legrand, con Stan Getz, hasta Rod Stewart o Alicia Keys. ¿Cuál es tu compositor favorito de este momento?

-Bueno, yo ya soy un old timer, un viejo, que yo sigo venerando y respetando todos los buenos compositores. Yo soy un fanático muy grande de Stevie Wonder, por ejemplo, y la música clásica también la escucho mucho. Soy un gran admirador de todos los compositores del clásico, uno de mis favoritos es Sergei Rachmaninov. Los conciertos de piano y las sinfonías de Rachmaninov son algo realmente impresionante.

Yo admiro y respeto toda la música. Hace dos años, no mucho, hice un disco que se llama Eternamente Manzanero, dedicado a Armando Manzanero, uno de mis ídolos, una persona que admiro y respeto profundamente, tengo la dicha de que somos muy buenos amigos. Él vino a mi casa, se quedó en mi casa cuando estábamos haciendo el disco, grabó también, estuvo conmigo en tres canciones de ese disco. Una cosa que disfruté muchísimo y sigo disfrutando porque lo escucho bastante; es un tributo a sus canciones, a su música y a lo que él representa para la historia de la música universal.

 

 

-Ya que tocaste este viaje por distintas músicas. ¿Sientes alguna diferencia entre tus acercamientos al grabar música clásica, al grabar jazz u otros géneros?

Los géneros son una cosa totalmente diferente y son experiencias. La forma de hacer la música también es completamente diferente, pero bueno, hay una sola cosa en común: hay que estar bien preparado para poder acometer a los diferentes estilos musicales. Yo siempre he dicho que para mí la música es sólo una: la música buena. No importa quién la escribió, cómo, dónde, cómo, cuándo, lo importante es que sea una obra que tenga una cierta calidad y los valores estéticos que uno considera de alto nivel.

Yo quiero aprender. Mi filosofía es que siempre hay que estar viendo por aprender, por mejorar, por incorporar cosas a lo que uno hace cotidianamente.

-Quizás ahora tenemos la conciencia de que una personalidad artística lleva a un músico, a un pintor, a un escultor a trascender. Tú ya marcaste la historia con tu sonido. Quisiera que nos contaras cómo fue ese proceso para llegar ahí, ¿fue consciente? ¿qué sucedió?

-Yo considero que estoy, gracias a dios, que estoy en medio del proceso de hacer arte relevante en la vida. Creo que he llegado a ser nada todavía, pero que estoy en pos de eso; mi esfuerzo está completamente dedicado a la música, cien por ciento, para poder algún día dejar una huella, que la gente recuerde que yo aporté mi granito de arena.

-Mañana te presentas en el Festival Latin Jazz Acapulco 2018.

-Por la mañana tengo una master class que voy a dar a las 11 de la mañana. El concierto es por la noche, con mi propio grupo que estoy muy feliz de haberlo traído y presentar el programa que hacemos en todas partes. Voy a tocar lo que tocamos en todas las giras que hacemos, con mucho cariño.

-Tenerte aquí es muy emocionante, muy especial.

-¡Gracias! ¡Gracias!

-Me dio un escalofrío cuando dijiste que sólo hay una música: la música buena, pues hace poco platiqué con Lalo Schifrin y me dijo lo mismo. Eso me genera mucha emoción. ¿Hay algo que quieras comunicarle a la audiencia mexicana?

-El próximo lunes nos vamos a Zacatecas (el martes 27 de marzo presentará un concierto en la Plaza de Armas). El 11 de mayo va a salir mi próximo disco, mi primer disco con 11 canciones a dúo con cantantes reconocidos a nivel mundial, grandes artistas que han hecho el honor de participar. Estoy muy contento, emocionado que va a salir.

Te estaremos siguiendo, querido Arturo, como hemos hecho desde el momento en que nos enamoramos de la música maravillosa. ¡Gracias por este momento!

 

*Foto de portada: ArturoSandoval.com