Armolodía: igualdad desde la lógica del free jazz

Artículo dedicado a las víctimas de los atentados en El Paso y Dayton

Por: Estefanía Romero

Estamos en el 2019 y otro movimiento de odio injustificado ha creado un violento ataque dirigido, según su creador, hacia los mexicanos. Se trata de un acto xenófobo, otro de los pináculos del discurso de odio de Donald Trump, que no sólo me aterra porque atente contra la vida y el bienestar de seres humanos, sino también porque ocurre desde el inicio de la humanidad y continúa hoy, teniendo como resultado a millones de personas desplazadas en el mundo.

La palabra de Trump, desde su época de elecciones, ha abierto paso a distintos grupos que se elevan por la “superioridad blanca”, en un país donde la venta de armas es legal y hasta común. Es importante que recordemos que así fue como comenzó el Holocausto… con ideas, discursos, propaganda.

Sin embargo, en otros momentos tuvimos también a grandes pensadores que alzaron la voz y los libros por el amor, la igualdad, la justicia, los derechos humanos. Las luchas intelectuales de personajes como Denis Diderot, Nelson Mandela o Martin Luther King…, ellos no pueden ni deben olvidarse tan fácilmente. De hecho, es a quienes debemos recurrir hoy por el bien de la humanidad.

Ya que, como siempre, mi tema es el jazz, yo quiero compartirles algunos puntos que he aprendido de Ornette Coleman, el padre del free jazz,  quien curiosamente nació en Fort Worth, Texas, en 1930, y su teoría armolódica. Para poder comprenderla es importante recordar que en Estados Unidos la lucha por los derechos humanos comienza desde 1861, con la Proclamación de la Emancipación, de Abraham Lincoln, que legalizó la libertad para los afroamericanos; pero, como bien sabemos, han existido otros tipos de violencia racial, como la generada por el Ku Klux Klan, o la lógica de segregación que persistió (¿persiste?) en gran parte del siglo XX en Estados Unidos, la cual impedía a negros y blancos dormir, comer o convivir en los mismos lugares y con las mismas condiciones.

En relación con este movimiento, los títulos de los álbumes de Coleman reflejaron siempre un interés por influir de manera política e ideológica: en 1959 lanzó This is Our Music (“Esta es nuestra música”) haciendo énfasis en el poder de la música de los afroamericanos; y en 1960 presentó los discos Change of the Century (“Cambio de siglo”), y Free Jazz, año en que los luchadores por la libertad se movieron por la promulgación de leyes contra la segregación. A pocos meses de los asesinatos de Martin Luther King, Jr. y Robert Kennedy, Ornette lanzó el disco Crisis, que llevó en su portada una foto dramática de la Carta de Derechos de los Estados Unidos (también conocida como las primeras diez enmiendas de la Constitución de los Estados Unidos) en llamas.

A su vez, Coleman respondió de manera poética a la injusticia. Él pensó que la sociedad funciona como los instrumentos de transposición: estos utilizan diferentes nombres para los mismos sonidos, como la sociedad utiliza diferentes nombres para individuos que resultan ser la misma cosa: seres humanos. Esto le sirvió como una metáfora de los derechos humanos; fue la forma del compositor de decir que todos somos iguales, sin importar el nombre que se le dé a nuestra piel, nacionalidad, sexo, etcétera. Ornette creía en la igualdad y pensaba que “las jerarquías en la música y la sociedad destruían sus fuerzas” (p. 25).

La armolodía es acerca de “la relación entre el estilo y el proceso de improvisación. Es también sobre derechos humanos y temas que se vinculan con la igualdad. En simples palabras, la armolodía respeta a todas las voces en un ensamble, sin crear una preferencia o una función elevada por cualquier otro instrumento” (Rush, 2017, p. 3). “En la armolodía, la libertad de todos es respetada, honrada y necesitada” (p. 19).

En entrevista con Stephen Rush (publicada en 2017), Ornette habló de la segregación en su ciudad de origen: “Todos mis parientes en Forth Worth, Texas, la mayoría, mi mamá y los demás… la razón por la que soy como soy… ellos están en un lugar donde la segregación sólo te permite comer y dormir. Eso es todo. Esa no es una gran forma de convertirte en algo que tú creas.

Pero reconozcámoslo, todo el concepto de inteligencia, el concepto de dinero, el concepto de raza… todos son un mismo concepto: ¿Quién eres y qué haces? No se puede ser ni más ni menos que eso” (p. 105).

Ornette nunca estuvo interesado en tener una posición elevada. A su vez, siempre insistió en que el free jazz es libre de tónica, como los seres humanos deben estar libres de una etiqueta. Es importante aprender de esto y tener siempre presente que no sólo somos blancos, afroamericanos, mexicanos… somos seres humanos.

Ornette ganó un Premio Pulitzer en Música, un Grammy y el MacArthur Genuis Award. Durante ese mismo tiempo, el senador Edward Kennedy introdujo el Acta de Derechos Humanos del 2008. Como indica Rush, esto no pudo ser una coincidencia.

A lo que quiero llegar con todo esto es: tenemos la opción de inspirarnos en los grandes músicos, escritores, intelectuales y sus discursos de paz e igualdad. Optemos por la lectura, el arte, la convivencia y el respeto mutuo. Cambiemos las cifras y ayudemos a los demás a pensar. El odio sólo puede provenir de la ignorancia.

Fuentes:

Rush, S. (2017) Free Jazz: Harmolodics and Ornette Coleman. New York and London: Routledge. Taylor & Francis Group.

UNHCR. (2019). 70.8 millones de personas desplazadas a la fueza en el mundo. United Nations High Commissioner for Refugees. Obtenido desde: https://www.acnur.org/datos-basicos.html