Callejones incómodos de jazz contemporáneo: “Salt”, de Ash Trio

Por: Estefanía Romero

 

Les platicaré un poco sobre la aventura de caminar por los callejones oscuros e incómodos de jazz contemporáneo del álbum Salt, de Ash Trio.

El juego de definiciones dentro del jazz es sumamente curioso, dado que dicha forma en sí ya había sido considerada como una música moderna desde sus primeras formas y los juegos de improvisación que esta expresión exige. Algún autor de los años 30 llegó a declarar que Louis Armstrong era el Picasso de la música, otros decían que Duke Ellington era el Stravinsky de América. En todo caso, es importante recordar que el siglo XX empujó al jazz a revolucionarse a sí mismo (y a todas las demás músicas), cada década (a diferencia de las artes sonoras que le antecedieron y que solían tener cambios en periodos más largos). En efecto, cuando llega el bebop en los años 40, a este le nombramos jazz moderno; al aparecer el free jazz y la improvisación libre, a estas les llamamos músicas de vanguardia… Yo sé que para nos novatos esto vendría con la paradoja: ¿no era ya vanguardia el jazz en sí mismo desde que se le hizo un paralelismo con el cubismo? Es comprensible, pero básicamente así se han ido estableciendo los conceptos, esto en respuesta a que cada derivado del jazz significó una ruptura con el status quo de su momento. Eventualmente, señalar un “jazz contemporáneo” es otro tipo de insistencia entre el jazz y el Avant Garde, sobre todo por las funciones aún más aleatorias en la música, al estilo John Cage. Así, Ash Trio, al acomodarse en este subgénero musical, establece una declaración de pertenencia a los múltiples derivados del jazz rock (o jazz fusión) de los 70, que insisten una vez más en distinguirse de lo anterior.

“A dormir” es probablemente el tema más claro y contundente de Salt, y está bajo la autoría de Juan Pablo Arredondo; su melodía, a pesar de rara, se te queda pegada y creo que ese es uno de los retos que, al ser sobrepasados, dan oportunidad al producto artístico de trascender en la psique del público. Los días pasan y yo la sigo escuchando en el borde de mi cabeza.

Hay un aire de los años sesenta y setenta en “French Accent” y “Bifurcaciones”, lo cual me parece muy placentero; y la pieza “Rock Free” lleva un elemento constitutivo de metal (sí, el género musical), puentes de improvisación libre, y una melodía fuerte hacia su segunda mitad, con muchísimo groove (dan ganas de bailarla). Estos son discursos de Natalio Sued, que tienen dirección, estructura y mensajes claros, a pesar de tener recorridos retadores.

Es un tanto difícil comprender el resto de las piezas compuestas por Juan Pablo Arredondo, pues no es palpable el discurso que pretenden comunicar. Como ocurre en ciertas obras de arte contemporáneo, se trata de ver sus títulos para buscar una suerte de conexión hacia la lógica del autor; sin embargo, en términos de identidad, estas búsquedas artísticas pueden sufrir más para separarse de las múltiples disertaciones que van del mismo corte. La gracia de la música de vanguardia que decide volcarse al sin sentido absoluto, hasta el día de hoy, en realidad tiene que ver con las texturas, los timbres, la creatividad con que se enfrenta las estructuras, e incluso el uso de un absurdo que realmente golpea (¿se acuerdan del 4′33″ de John Cage?); todo esto es un gran reto, dado que el impacto de la obra debería ser lo suficientemente interesante como para poder ser recordable.

Así, aplaudo la capacidad de Arredondo de proyectar sensaciones, de encontrar timbres y detalles sonoros que despiertan en las ideas que va incorporando… aunque todavía no estoy segura de que estos sean capaces de ser distinguibles o recordables. En efecto, “Salt”, el tema, ya nos anuncia que su intención no necesariamente corresponde tanto a una narrativa común, sino que explica una sensación, una consistencia, un sabor. Una gran cualidad de Arredondo es la que tiene de entretejer ideas con sutileza (normal en los buenos guitarristas), lo cual se nota desde el solo de “A dormir” que, insisto, es una obra muy sencilla, pero esta sí deja una gran impresión.

La organicidad de la comunicación entre los integrantes de Ash Trio es un gran atributo. A lo largo del disco juegan con la aparición orgánica de elementos disonantes, detalles sintetizados, y frases bebopeadas.  Asimismo, el acomodo de los temas fue bastante inteligente, ya que las piezas más caóticas se intercalan entre las más melódicas, lo cual genera puentes gratos para el escucha.

Finalmente, existe un muy buen trabajo de grabación, mezcla y masterización por Hernán Hecht (en el HHStudio). Recomiendo escuchar este material con audífonos o buenas bocinas, y con los oídos y brazos muy abiertos.

 

Portada de Salt

 

Disco: Salt

 

Repertorio:

 

  1. A Dormir (J.P. Arredondo)
  2. French Accent (N. Sued)
  3. Salt (J.P. Arredondo)
  4. Bifurcaciones (N. Sued)
  5. Che (J.P. Arredondo)
  6. Rock Free (N. Sued)
  7. Aizpurúa (J.P. Arredondo)
  8. Algo (N. Sued)

 

Juan Pablo Arredondo – Guitarra

Natalio Sued – Sax

Hernán Hecht – Batería

 

Grabado, mezclado y masterizado por Hernán Hecht en HHStudio, México, 2021.

 

Fuentes:

Scaruffi, P. (2005). A history of Jazz Music. Scaruffi. Obtenido de:  https://www.scaruffi.com/history/jazz20.html

 

Gennari, J. (1991). “Jazz Criticism: Its Development and Ideologies”, en Black American Literature Forum. Vol. 25, No. 3, Literature of Jazz Issue, pp. 449-523. US: African American Review (St. Louis University).