Escuchar en la vida, como en la música, es fortalecer vínculos sociales | Aprendizajes de Wynton Marsalis y la Jazz at Lincoln Orchestra

Por: Estefanía Romero

“A mí me encanta el jazz, aunque no sé nada de este”, es un comentario que me hacen todos los días, lo cual me conmueve porque esto no ha sido nuestra culpa. Los mexicanos nos desenvolvimos en una cultura rica en otras tradiciones, pero ha sido normal para varios de nosotros el abrazar sonidos y distintas dimensiones que nos revela el jazz, aun sin tener mucho material en español (aunque Bop Spots lleva años encargándose de eso) para conocerlo de fondo.

Más aún, a pesar de que soy fiel creyente de que la música se siente antes que cualquier otra cosa, la experiencia me ha dejado claro algo que Wynton Marsalis reafirmó hace unos días: “entender la música es disfrutarla mejor”.

Con las premisas anteriores es que decido poner en un texto breve las lecciones que, durante una mañana del Festival Internacional Cervantino 2022, miembros de la Jazz at Lincoln Center Orchestra, así como su líder y fundador, dictaron al micrófono, en un enriquecedor concierto didáctico, para sensibilizarnos sobre algunas aristas de cómo funciona el jazz; muchas de las cuales, si desarrolladas conforme la filosofía del jazz tradicional, tienen un claro paralelismo con la manera en que los vínculos sociales sanos llegan a ser construidos.

Con esto, espero que la próxima vez que escuches jazz, consideres que:

[Todo lo entrecomillado son citas tomadas directamente de comentarios de los miembros de la Jazz at Lincoln Center Orchestra].

  • Identificar los elementos que componen la música nos permiten escucharla mejor.

En este sentido, decidieron centrarse en el concepto musical que llamamos forma:

“La Constitución gobierna los Estados Unidos. En el jazz, cada pieza tiene su constitución, a esta le llamamos forma; y esta nos permite reunirnos como si fuéramos uno solo.” En otras palabras, si ves una partitura, encontrarás una parte escrita con la melodía principal (es a lo que llamamos tema), y algunos espacios que dan permiso a la improvisación; sin embargo, esta última dependerá de las características del tema.

 

Dentro de la historia del jazz existen muchas concepciones de cómo componer e improvisar la música. Por esto, es importante considerar que Wynton Marsalis y sus músicos funcionan con los conceptos del jazz más tradicional, que es el que surge en Nueva Orleans y tiene su cúspide con los mejores años de Louis Armstrong en las grandes orquestas de jazz, que conocemos como big bands. Sin embargo, la forma es el requerimiento elemental, no sólo en el jazz, sino en toda la música.

  • Todos experimentamos el tiempo de formas diferentes.

En un mismo lapso existen distintas perspectivas. Los músicos experimentan cosas diferentes a través de la forma. A veces podrá haber alguno que se encuentra perdido; sin embargo, la manera en que cada quien escucha su gobierno, no nos quita la forma.

  • En el jazz existen responsabilidades. Una fundamental es “trabajar juntos mientras celebramos nuestras diferencias, lo cual nos permite desarrollar la fricción necesaria que nos permite ser creativos”.

“El ala de gobierno del jazz es la sección rítmica (compuesta por el piano, el contrabajo y la batería)”. En otras palabras, quienes respiramos en el mundo de la música, somos conscientes de que cada instrumento tiene sus características propias, así como cada músico tiene una personalidad única; la mezcla de las características anteriores añade valor al desenvolvimiento artístico de alto nivel. Lo mismo ocurre a nivel social; a diferencia de la tendencia a formar carácteres uniformes, el jazz comprende que nuestras disimilitudes como individuos, dentro de un marco normativo de respeto e igualdad, han de agregar valor a la sociedad. O como subrayó Wynton Marsalis:

“Si te doy instrucciones, no significa que las tienes que seguir. Mantener las cosas en transición es difícil, tiene que haber aprendizaje y práctica, así como un ritual más allá de las instrucciones”.

 

  • Las secciones de una orquesta escuchan desde su propia perspectiva. En el jazz, “la improvisación es libre, pero tocar juntos es responsabilidad, estar en balance”.

Cuando los instrumentos interactuan entre sí, al saberse escuchar generan algo que llamamos swinging (en el sentido de columpiarse, enviarse la melodia entre un músico y otro); o lo que llamamos call and response (“pregunta y respuesta”), que es bien conocida en la cultura musical como el hecho de que un instrumento toque cierta frase, mientras otro u otros le contestan, a manera de diálogo. Sin embargo, a veces, todos los instrumentos “están de acuerdo y tocan juntos”. Así, la improvisación en el jazz permite ejercer a los músicos la toma de decisiones, tal y como los individuos discernimos al momento de dialogar y, entonces, queda implícito que entre más conocimiento tenemos, más podemos aportar a las conversaciones.

 

 

  • Oír y escuchar no son la misma cosa.

Oír simplemente ocurre al estar vivo, mientras que escuchar depende del interés e involucramiento de las personas, del cual dependerán los reflejos, la confianza y la sensibilidad del músico al improvisar, además de la anticipación a los movimientos de la persona que lidera. “En la vida como en el jazz, la voluntad de que nos importe, y escuchar, es lo que hace una gran comunidad”.

 

  • Aprendemos a expresarnos al crecer.

A través de las repeticiones, al tocar más y más, los músicos aprenden que el contexto importa; tal y como un niño aprende a comunicarse conforme va madurando. Al tocar un solo, el músico de alto nivel sabe compartir. Los mejores instrumentistas de jazz, mantienen a la sección rítmica involucrada; y, así, los solistas son responsables de poner su sello, de dar espacio melódico, forma y pulso. “Todos quieren improvisar, pero todos no quieren swingear (swinging). Swingear es la responsabilidad”.

 

 

¿Qué opinas sobre estas enseñanzas? Te sugiero hacer el ejercicio: escucha algún concierto de jazz y coméntanos si este artículo te ayudó a escuchar de manera distinta.