Nómada mexicana aterriza en Broadway, para estar con Tony: Rosa Ávila

Por: Daniela Quevedo  y Camila Chavarría Ríos

“¡Nos ganamos dos Tony! Increíble”, nos dijo con euforia la talentosa mexicana Rosa Ávila, anoche, tras enterarse de que Suffs ganó en las categorías de Mejor guión de un musical y Mejor banda sonora original (música y/o letra) escrita para teatro, en la 77a edición de los Tony Awards, galardones a la excelencia en teatro, en Estados Unidos; comúnmente identificados conocidos como “los Premios Oscar de Broadway”.

Suffs, de Shaina Taub, es una producción musical de Broadway que narra la historia de las mujeres sufragistas luchando por el derecho al voto, y en la que Ávila participa como baterista. Cabe señalar que Malala Yousafzai, activista y ganadora del Premio Nobel, y la reconocida política Hillary Clinton, debutaron como productoras de Broadway en esta gran misión.

Platicamos en entrevista exclusiva con Rosa Ávila, donde exploramos su carrera a través de las décadas, desde haber nacido en Alemania y crecido en Xalapa, Viena y CDMX, hasta llegar a Nueva York para desempeñar un papel trascendental en Broadway… y llevar consigo siempre un puñado de jazz en el bolsillo. Ser mujer, ser baterista y abordar esos escenarios no ha sido nada fácil, pero ha valido la pena

 

Rosa Ávila, baterista del musical Suffs.

 

Camila y Daniela: ¿Cómo incursionaste en el mundo de Broadway y en el jazz?

Rosa Ávila: Mi ilusión nunca fue entrar a Broadway. Me mudé a Nueva York por el jazz. En Los Ángeles la escuela era increíble y los maestros me cambiaron la vida, pero la ciudad [LA] en general no me gustaba. Desde que entré a Nueva York por primera vez me enamoré instantáneamente y pensé: “Aquí voy a vivir algún día, aquí voy a llegar”. La onda en Nueva York es muy especial en cuestión de arte en general. Música, teatro, pintura, lo que sea.

Fue muy difícil [llegar a Broadway], me tomó 18 años. Cuando me mudé a Nueva York en el 2000, Broadway era un grupo muy chiquito y selecto. Había sólo tres personas contratando y sólo contrataban a sus cuates. Intenté suplir un poquito en un par de shows, pero no me daban chance. Era un club tan cerrado que me fue imposible entrar, sobre todo por ser mujer. Fue un desastre. Pensé: “No me quieren. Voy a hacer otra cosa con mi carrera”. Irónicamente, justo cuando acepté eso, me llamaron para un show. Mi primer show en Broadway fue en el musical de Donna Summer. Por alguna razón querían puras mujeres. Esa fue mi oportunidad. Fue una maravilla. Después de tantos años tocando la puerta sin suerte, me di por vencida y fue ahí cuando me hablaron.

 

Mujeres que brillan en Broadway, entre ellas Rosa Ávila. Foto de: Heather Gershonowitz. Cortesía de Rosa Ávila.

 

CYD: ¿Cómo fue el proceso de ser aceptada como baterista en un ambiente predominantemente masculino?

RA: Fue difícil, nadie me llamaba para los shows. Un día, un contratista me vio tocando pero a pesar de intercambiar números, nunca me llamó. Cuando finalmente se comunicó conmigo pensé que era un error. Se tardó 7 años en llamarme. El número de mujeres bateristas en Broadway era casi nulo, aunque una vez adentro me empezaron a contratar para todo.

CYD: ¿Cuánto significó para ti finalmente conseguir un show en Broadway?

RA: Muchísimo. Me tomó mil años, pero más vale tarde que nunca.

 

Rosa Ávila, baterista mexicana.

 

CYD: ¿Qué piensas sobre los estereotipos de género en la música y cómo han afectado tu carrera como baterista?

RA: Creo que es una costumbre muy anticuada ponerle género a los instrumentos. En México en la década de los 80s, era normal que te preguntaran: “¿cómo vas a tocar la batería si eres mujer?”. Nueva York es la ciudad donde triunfa y se desarrolla la música, sea por un hombre o una mujer. Venir a estar un rato aquí es definitivamente algo que recomendaría.

CYD: ¿Cómo fue para ti, ser mexicana y tomar la decisión de ser música?

RA: Mi familia siempre fue muy liberal. Al principio la batería no era bien vista en mi casa porque mis padres siempre fueron músicos clásicos, pero finalmente comprendieron que eso era lo que yo quería hacer. Nací en Alemania, viví en Austria durante la primaria y me mudé a México a los 12 años. Mi mamá es peruana, mi papá es de CDMX, así que crecí con dos culturas en casa. Era una mezcla de todo. Empecé a tocar batería en Xalapa a los 16. En México, la batería era vista como algo poco común en el conservatorio y en la facultad. Me silenciaban, no me dejaban estudiar. Hoy, treinta años después, ya hay carrera de batería. ¡También hay escuela de jazz! Eso no existía en mi época. Por eso me fui del país.

CYD: ¿Cómo fue tu adaptación a Nueva York y cómo ha sido tu experiencia allá?

RA: Me adapté muy bien a Nueva York. Aquí encontré lo que quería y las oportunidades que necesitaba.

CYD: Sabemos que una gran parte de tu formación, si no es que la mayoría, es el jazz. ¿A qué se debe esto? ¿Cuál fue el primer momento en que te llamó la atención y dijiste “ésto es lo que quiero”?

RA: No soy exclusivamente músico de jazz. Me gusta todo. Agregué el jazz a mi repertorio porque mi primer maestro de batería fue el que metió eso en mi cabeza. Yo iba para hacer rock, pop y todo eso, que ahora también hago. Nunca lo escogí, simplemente me metí a estudiar jazz y rock a la vez. Son mis dos bebés.

 

Rosa Ávlia, baterista mexicana.

 

CYD: ¿Algún artista te influenció a tomar estas decisiones de carrera?

RA: Sí, claro. Me mudé a Estados Unidos para estudiar con Joe Porcaro, un maestro que fue toda una leyenda; él tocaba clásica, jazz, todo tipo de música, era muy versátil, justo lo que yo quería. Es el papá de uno de mis bateristas favoritos de toda la vida, Jeff Porcaro.

Peter Erskine estaba viviendo en Los Ángeles, así que pensé que ahí lo iba a conocer. El primer día que lo conocí, lo vi tocar. Estaba tan emocionada que creo que se me caía la baba porque después de tocar, se vino a sentar en mi mesa y me dijo: “Tú eres baterista, ¿verdad?”. Así empezó nuestra amistad, hasta la fecha me llevo súper bien con él. Me dio un par de clases y me cambió la vida totalmente.

CYD: ¿Ha cambiado el hecho de que no exista tanto espacio para mujeres bateristas en el escenario?

RA: Vamos lento, vamos lento. Todavía somos completamente la minoría pero hay cada vez más. Yo veo a la siguiente generación cambiando ese asunto, ya no es tan raro ver mujeres bateristas. Cuando yo me fui a estudiar a Los Ángeles, éramos tres mujeres bateristas contra cientos de hombres, tres nada más en 1990. Hablando exclusivamente en Broadway, hay como cinco bateristas. Hay muchas que están entrando ahora, todavía no están al nivel, pero ahí van. Yo creo que en la siguiente generación ya no va a haber tanta diferencia, se van inspirando más niñas. Lo ven y nos ven a nosotras. 

CYD: Tu banda de jazz, ¿cómo empezaron?, ¿qué proyectos han hecho y qué proyectos están por hacer?

RA: Llevo casi una década en esta banda. He participado en tres discos con ellos. La líder de la banda, Monika Herzig, es una pianista que fue maestra de jazz en Indiana y ahora enseña sobre la inclusión de mujeres en el jazz. Ella decidió formar una banda con músicos de Nueva York y frecuentemente obtienen becas para giras. Acabamos de grabar un nuevo disco All In Good Time, en septiembre, que se lanzará el próximo 19 de julio, y cuyo primer sencillo sale el 21 de junio. La banda es exclusivamente femenina y realiza arreglos de canciones pop y otros géneros. En el disco anterior, hicimos una versión increíble de “We Are the Champions” de Queen. El grupo se llama Sheroes. Estamos muy unidas y emocionadas por todo lo que hemos logrado en estos años tocando juntas.

 

 

CYD: ¿Cuánto estuvieron grabando este disco?

RA: Grabamos este disco en tres días, siguiendo el típico estilo de grabación de jazz. La vez pasada fue más fácil porque desarrollamos el material mientras estábamos de gira. Esta vez fue más complicado porque Monika se mudó recientemente a Viena, lo que nos dificultó ensayar juntas. Todas tenemos nuestras ocupaciones en diferentes bandas y países, así que ensayar fue un desafío

Tuvimos tres días de ensayo y otros tres de grabación. No tuvimos la oportunidad de desarrollar completamente el material antes de entrar al estudio, lo que hizo que la grabación fuera un poco más difícil. A pesar de todo, el material es genial y divertido.

 

 

CYD: ¿Qué consejo le darías a todos estos artistas, sobre todo mujeres, que están en ese camino de querer ir a Broadway, a Nueva York o a algún otro proyecto fuerte como bateristas?

RA: Para mí, la clave es la versatilidad. Ya no puedes limitarte a un solo género musical y esperar triunfar. Ser músico en Broadway es un ejemplo perfecto de eso. Cada vez más se valora la versatilidad y la capacidad de adaptarse a cualquier situación musical.

Sin embargo, veo una tendencia preocupante entre las nuevas generaciones de músicos que se centran únicamente en un estilo o género musical. Esto limita su capacidad para adaptarse a nuevas situaciones y estilos. Mi consejo para los músicos jóvenes es simple: sé versátil, aprende todo lo que puedas y acepta cualquier desafío musical que se te presente. Esa es la clave para tener éxito en la industria musical actualmente.

CYD: Para terminar, ¿nos hablas de Suffs?

RA: El show trata sobre el sufragio femenino en Estados Unidos. Es un proyecto con un elenco, banda y producción mayoritariamente femenino. La historia se remonta a 1913, llegando hasta la aprobación de la ley de sufragio en 1920. Ha sido agotador, pero vale toda la pena.