“El jazz es aburrido”… no, ¡ni madres! [Héctor Villa en entrevista]

Por: Estefanía Romero

Transcripción: Lucía Riva Palacio Smith.

 

Un muy destacado performer del jazz en México, es Héctor Villa. El articulado uso de su instrumento se ve únicamente superado por una gran personalidad, que desborda alegría, arte y una búsqueda de conexión, tanto con quienes toca, como hacia su audiencia.

Tocar salsa, reaggae, ska y verse inmerso en bandas sinaloenses, dio el cimiento de la personalidad musical de este talento chihuahuense. Su siguiente paso sería pisar Xalapa, Veracruz, y explorar el jazz que efervesce en estas tierras, donde Villa se quedó por ocho años, inmerso en un grupo de amigos, exploradores de diversas músicas.

En la actualidad, Villa sostiene con orgullo el estandarte del jazz desde Chihuahua, donde también glorifica las músicas de su propia región, en una búsqueda de discursos musicales con profundo carácter.

Al vibrar con la adrenalina que este artista me hace sentir, abrazo a mis lectores y pongo bajo su mirada algunas de las vivencias, reflexiones y aprendizajes que Villa me compartió en entrevista, en uno de los minidescansos del Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024, donde él también participa como colaborador.

 

Héctor Villa practicando en el backstage del Teatro de la Ciudad de Chihuahua, para su concierto con la Big Band Chihuahua. Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024.

 

La visión y búsqueda de Villa como creador son imparables, sobre todo ahora que está parado en la recta final de su maestría en la UACH y que la composición es parte de su llamado:

Héctor Villa: Quiero seguir estudiando, seguir adentrándome en la música, seguir tocando mucho, creo que uno siempre tiene que seguir en esa búsqueda, en esa búsqueda constante de encontrar tu voz.

Tomé un curso con un maestro que se llama José Gurría y, de alguna manera, él me movió la cabeza, porque él es un compositor experimentado, y yo he notado en sus composiciones, ideas, así como que muy locas para mí en ese entonces, algo que noté es que él utilizaba muchas técnicas de composición de la música clásica.

En Veracruz, en JazzUV, nos enseñaron mucho la tradición del jazz. Hacer arreglos basándose en estilos de composición de las big bands, por ejemplo, de Duke Ellington, Count Basie, ¿no? En ese entonces yo veía que, claro, ¡hay más! Y la música siempre hay que buscar nutrirla de otras corrientes. Algo que he tratado de siempre dejar claro es que toda la música sirve, o sea, no ser un purista solo del jazz, solo del clásico o solo del mariachi. Al entrar a la maestría, yo quería investigar acerca de compositores clásicos, particularmente compositores del siglo XX. Me interesó esto por la cuestión de la tonalidad y la atonalidad. Con el doctor Gurría, yo vi a algunos autores, compositores del siglo XX y sus técnicas de composición. Algo que me llamó particularmente la atención fue la música de Béla Bartók.

Algo que siempre me preguntaron “pero, ¿por qué Béla Bartók?”. Porque, para empezar, yo creo que Béla Bartók desarrolló su propio sistema compositivo y nunca habló de él. De hecho, una de las primeras personas que se encargó de evidenciar ese sistema fue un etnomusicólogo que se llama Ernő Lendvai, también es húngaro. Y él hizo unos escritos, si bien no es como la verdad absoluta, sí lo empieza a evidenciar y es una manera, como quiera, de adentrarte.

En la maestría, yo propuse analizar cierta música de Bartók por un punto, como para agarrar ideas de la composición. Para agarrar ideas de la improvisación, primero propuse a Clifford Brown. Pero, al momento de estar analizando a Bartók, me di cuenta que sí, él, claro que tenía un lenguaje relacionado con el cromatismo, yo lo pude como vincular con el bebop y el hardbop de Clifford Brown; pero también Béla Bartók utilizaba mucho la cuestión de la escala pentatónica, de intervalos cuartales, de quinta, etcétera. Y para poder justificar el discurso melódico de las composiciones que iban a salir, dije “bueno, ya tengo la parte cromática”. Y ahora, para la parte como pentatónica, decidí añadir precisamente a Woody Shaw, un referente muy grande de la trompeta. Y él, precisamente, anda navegando entre estos lenguajes. A mí me interesa porque, para empezar, ellos dos son trompetistas que admiro y creo que son referentes de muchos trompetistas.

Y bueno, pues, ya hice cinco composiciones, la idea precisamente era utilizar técnicas de composición de Bartók e improvisar utilizando ideas de estos trompetistas; pero también, para poder tener mayor coherencia, utilicé una instrumentación característica de los dos mundos. En la parte del jazz utilicé la sección rítmica, el trío, batería, contrabajo, el piano y la sección de metales, como si fuera un quinto tono, trompeta y sax tenor. Y también añadí una sección de vientos, como para dar coherencia con la parte de la música académica. Utilicé una flauta transversal, oboe, clarinete, un fagot, corno francés, trombón bajo y un trombón alto. Y ya, fueron cinco composiciones, me gustó el resultado, estuvo interesante.

 

 

La experiencia del creador, a pesar de su corta edad, es inspiradora. Así, compartió algunos consejos para jóvenes estudiantes de música en Chihuahua, pero que nos sirven a todos para ampliar nuestro horizonte del arte, de la vida:

HV: Aquí en nuestra ciudad, yo siento que todavía el movimiento del jazz va surgiendo. Hay que adentrarnos a todo, y tratar de entenderlo, darle la seriedad. Por ejemplo, aquí hay una big band que dirige el maestro Ariel Solís y es una oportunidad para aprender y no tomársela a la ligera; porque cuando uno está en la universidad, muchas veces uno toma las clases porque te las imponen y pues uno tiene que pasarlas; pero no nos damos cuenta de que son una gran oportunidad de asimilar un nuevo estilo. Entonces, toda la cuestión de la big band es una muy buena escuela.

Cuando yo estaba joven, yo la neta no quería ser músico. A mí no me gustó ir a la escuela de música, yo preferí ir a salirme a jugar. Al momento de encontrar el jazz, me hizo reconectarme, y decidí darle una oportunidad a la música. Y gracias al jazz volví a retomar el cariño a lo clásico, cuando antes no me gustaba. Pero como que vi la importancia de que el clásico también.

Quizás malamente no tuve una referencia que me dijera, “Oye, ¿sabes qué, Héctor? Es que todo suma”. Y ahora te digo, yo me doy cuenta de la importancia, por ejemplo, el músico clásico tiene una técnica impecable, y tiene un sonido y tiene una afinación, pero si hablamos creativamente –y no quiero generalizar para nada–  en su mayoría, si pones un músico clásico a improvisar, puede ser que quizás, uy, cojee un poco. Y también pasa con los jazzistas, si a un jazzista le pones a tocar un pasaje muy difícil que un músico clásico fácil va a tocar, no lo va a poder tocar porque no tiene la técnica. Entonces, también, uno como escucha, lo primero que tú escuchas en músico es su sonido, es su voz. Si no tienes buena técnica, no tienes buena afinación, a pesar de que tengas todas las ideas y que sepas los recursos del jazz y las improvisaciones, ¿de qué sirve si no tienes buena voz?

A lo que voy es que no debemos de estar peleados, cada música tiene una tradición y cada una tiene sus reglas, y es importante conocerlas, y es importante tratar de entenderlas. Y al fin de cuentas, con todo ese bagaje que comentaba ahorita, crear algo, porque también ese es el fin, no hay que ser eternos imitadores.

Se nos ha catalogado, y sobre todo en esta zona del norte: es liminal, porque nos encontramos en un punto en el que no estamos en Estados Unidos, no estamos en Europa, pero tampoco estamos en el centro del país, donde es que dicen todos que se crea. Y mi crítica es que aquí también se crea, y también hay voces que tienen algo que decir, y hay que apostar por ello, porque hay grandes ideas, pero el mismo músico mexicano no se la cree. Me parece muy congruente mencionar la película que proyectaron, del maestro Roberto Bolado, donde decía Iraida Noriega “es que neta, el músico mexicano no le pide nada a nadie, pero el problema es que no nos la creemos”, y es un trabajo que poco a poco tenemos que ir rompiendo. Yo sigo en ese proceso de: “es que sí puedes, es que no necesitas irte a Nueva York, necesitas conocer quiénes son, necesitas entender quiénes son los principales personajes”, y diría Clark Terry, “Imita, asimila e innova”. También no quieras llegar a, “Ah, no, yo aquí no”. Hay que conocer, y repito, quien no conoce su historia está condenado a repetirla, entonces, hay que tratar de acercarse lo más que puedas, no solo a la música, al arte en general, luego uno como músico se cierra solo a la música, y no aprecia uno, malamente. O sea, si vas a una obra de teatro, o si ves danza contemporánea, o ballet folclórico; o mismo si tú ves un grupo de músicos tradicionales que son empíricos, todos tienen algo que decirte, y todo suma. Entonces, no hay que ser ni elitistas, y no hay que ser puristas, hay que clavarse, sí, en ciertas cosas, pero pues un cachito de tu vida y ya sigue con otras cosas, y escucha a tus amigos que son mariachi, y escucha a tu amiga que toca clásico, o sea, todo nutre.

El trompetista hizo una introspección sobre la importancia de haber salido de Chihuahua para estudiar jazz en Xalapa, Ver.; y el fuerte propósito de volver a su ciudad para continuar desarrollando su carrera y compartir esta música con otros:

HV: En JazzUV tuve un gran maestro que se llamaba Aldemar Valentín; él alguna vez nos comentó: “en algún punto todos ustedes van a regresar a de donde son, y tienen que esparcir la semilla”, por así decirlo. En ese entonces dije: “no, ni madres, yo me quedo en Veracruz”, ¿por qué venir aquí a Chihuahua? Es picar piedras.

Es difícil, claro que es difícil, pero siento también que ya aquí [en Chihuahua] ha habido muchas personas que han esparcido el mensaje del jazz. Y yo siento que es un buen lugar porque la gente tiene hambre, y quizás falta simplemente saber que hay opciones.

Si de alguna manera yo puedo pasar algo de lo que sé, pues qué chido. Porque uno realmente nunca sabe a quién inspira. Como a mí me han inspirado muchas personas y ellos ni en cuenta quién soy, ni se imaginan quién es ese cabrón, pero me inspiraron. Y me hicieron creer que la música es posible, que hay sueños detrás de ello.

Y estaría chido también de alguna manera estar en esta zona y que haya alguien, quién sabe quién, pero que diga: “ah, pues, sí se puede hacer, ¿no?”. Y como continuar y seguir creciendo el movimiento.

 

Concierto magistral de Sijazz Quartet. en el Paraninfo Universitario. Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024.

 

Comentó su experiencia al tocar con Sijazz Quartet en el FIJAN 2024:

HV: Me adecúo al proyecto, porque es algo en lo que yo no había incursionado tanto, que es como más el grupo. El concepto del grupo de Sijazz Quartet es como tipo más jazz urbano. Quizás en los proyectos que habías escuchado antes, por ejemplo, el Jazz House Collective, o algún otro, pues sí, armónicamente habla más el discurso de cambios. Y acá [en Sijazz], en muchas canciones es un solo acorde, eso muchas veces a los músicos nos quiebra a la cabeza; lo interesante es que tienes que pensar, me parece, de qué otra forma, o sea, pensar más en ritmo, pensar en ideas melódicas, en repeticiones; porque cuando tienes cambios, ya tienes como ciertas ideas. De alguna manera yo estoy empezando en eso, porque hay que meterse un poco a todo, ¿no?

Christian Scott es un buen referente, pero para este proyecto más bien, creo que mi referente es Takuya Kuroda, pudiera decirse también un poco hasta de Woody Shaw. Entonces como que agarrar ciertas ideas de ellos y ya pues aplicarlas en este contexto.

 

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Villa vivió en la “Jazz House”, una casa común en el centro Xalapa que, al ser rentada por estudiantes de jazz, se nombró como tal y se convirtió en un centro de reunión y experimentación musical. Esto dio lugar a un reensamble social alrededor del jazz:

HV: Yo realmente en Jazz House viví poco tiempo, pero me la mantenía ahí. A Xalapa yo me fui porque ahí estaba un gran amigo, Mario Montes, y Mario vivía en esa casa. Fue como que mi primer punto de llegada. Y ahí me estuve como quizás dos meses, en lo que conseguía casa, porque Mario ya había pagado el departamento, pero él se había ido, entonces aproveché ahí y en lo que conocí la ciudad.

Ahí hice grandes amistades. Cuando se hacían jams, yo iba ahí y los apoyaba, siempre vivieron amigos ahí y pues yo a veces me quedaba también a dormir, o sea, que ya me agarraba la noche.

Cuando yo llegué, ahí vivían Aldo Rivera, David Barrera, Martín Atreyu, Naim Solana. Aldo también es de Chihuahua, pero a él yo no lo conocía, yo lo conocí allá. Yo siento que lo que nos conectó fue que, en su mayoría, todos éramos norteños. Entonces ya era como una identidad y, de hecho, hicimos un grupo que se llamaba “Los Mensajeros del Norte”. Nuestra idea no era hacernos ricos, es esparcir el mensaje de la música norteña, por eso el nombre. Cada quien tenía sus grupos y siempre ensayaban ahí, había muchas jams, estaba chido porque entre nosotros mismos organizábamos los eventos, pero llegaba mucha gente de muchas partes [diversos estados de México] ¡Xalapa multicultural! Jazz House era un punto en donde conocías a todos. Y ya ahí se hacían los intercambios de ideas, relaciones, entre todas las personas que estaban ahí.

Cuando llegué, había un chavo que estudiaba arquitectura, creo que se llamaba Mike. Pero también me tocó que fueran muchos antropólogos, muchas personas de danza, de teatro; como en general las artes, o sea, de las artes de la UV, le caían ahí porque, todos los jóvenes estudiantes querían cotorreo. Y ahí se brindaba un cotorreo hasta noche, había música y te tocaba convivir con de todo, cineastas, bailarines, ingenieros, o sea, de todas las carreras. Como muchos estudiantes todos foráneos, lo que nos unía era ser foráneos.

 

Concierto magistral de Sijazz Quartet. en el Paraninfo Universitario. Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024.

 

Finalmente, aplaudí a Villa su gran espíritu como performer, porque nos todo brilla cada vez que él sube a un escenario, y le pregunté de dónde procedía este súper poder:

HV: No, pues, yo creo que es del valemadrismo, ¿sabes? O sea, entre los músicos de Chihuahua desarrollamos, bueno, tenemos una palabra que está muy, perdón por la palabra, pero está muy pendeja. Decimos “jacka”. Viene de “Jackass”, de la película de Johnny Knoxville, que son pendejadas. Y porque siempre hemos sido muy vagos con el grupo de amigos con los que yo crecí, músicos, tuve la oportunidad de que, siempre fuimos como que muy “jacka”. Entonces, si hacemos una pendejada “Oye, a ver, te reto a que hagas esto jacka”. “Jacka” neta que es como una filosofía. Porque es como el “chingue su madre, vamos a hacerlo”.

Entonces, al momento de ser performer, de alguna manera te tienes que meter en algún papel. Y esto lo platicaba el otro día con un gran saxofonista que es Hugo Antonio Contreras, “El Canelo”; que de alguna manera te tienes que transformar. Claro que pues parte de mi personalidad, pero también, al momento de estar tocando, es bien importante. Y sobre todo en este tipo de música, que está el tabú de que el jazz es aburrido. Y no, ¡ni madres! Cuando estoy tocando, en su mayoría, me gusta como contagiar; bailar, saltar, porque la música empieza así.

El talento cerró con una potente idea:

HV: Tenemos mucho potencial los músicos mexicanos, tenemos una voz única, hay que voltear a ver nuestras raíces y hay que apostar por ello.