Fortunas y desventuras de un festival de jazz: FIJAN 2024

Por: Estefanía Romero

A un mes de que el Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024 presentara su cierre, les comparto esta serie de ideas, observaciones, que tuve que dejar madurar tras varias meditaciones en mi almohada. Comienzo este artículo con lo bonito, más adelante hablo de lo no tanto.

Las fortunas

En primera, la Big Band Chihuahua y qué bueno porque es la bandera del jazz en la zona. El compositor, saxofonista y educador, Mario Montes, es el director de este proyecto con visión, que además está colmado por otros virtuosos músicos de la escena del jazz de dicha ciudad, cabe resaltar los nombres de Iván Almanza (guitarra), Erli Yuren (piano), Hugo Antonio PC (sax y clarinete) y Héctor Villa (trompeta), cuyos trabajos propositivos y persistentes, tanto de educación, investigación y/o  ejecución misma, ya empiezan a dar mucho para reescribir la historia del jazz en México.

 

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Big Band Chihuahua, dirigida por Mario Montes. Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024

 

Otra fortuna del festival fue la presencia del saxofonista Abel Mireles, saxofonista mexicano que ha pasado años sumergido en núcleos donde ebulle el jazz en Estados Unidos y hace su bagaje evidente en cada ejecución propia. Para el FIJAN, Abel trajo a su Juárez Jazz Big Band, una mezcla de talentos jóvenes con músicos de vieja guardia, dando lugar a solos de distintos niveles; prácticamente cada tema contó con algún invitado especial, por lo que se se trató de un show dinámico. Su repertorio fue fresco, integró hasta un tema de The Doors, banda de rock clásico, cuyos integrantes, la mitad, fueron jazzistas. La cereza del pastel fue la cantante Candice Reyes. El show cerró con un dueto de voz y saxofón bastante lindo. 

Aunque, si a mí me preguntan, la magia ocurrió durante la clase magistral de Abel Mireles, donde este compartió importantes reflexiones sobre sus amplias experiencias, lo que significa desarrollar una capacidad expresiva a través de la música, así como la importancia de tomar la crítica como algo constructivo; e invitó a los asistentes a interactuar con él y sus invitados especiales de lujo: Fernando Lechuga (piano), Ángel Jiménez (batería) y Candice Reyes (voz). Debo señalar que vivir la voz de Candice en este espacio, mucho más pequeño en contraste con el del concierto, fue un lujo mayor, pues se notaron todos los detalles de su tan especial timbre, tanto como lo inteligente, educado y emotivo de su interpretación. Otra fuerte sorpresa de este encuentro académico fue la enérgica y original improvisación entre Lechuga, Jiménez y el contrabajista Ariel Solís, que resaltaré como un gran momento de aquellos cinco días de convivencia musical, pues se sintió el peso artístico de cada uno de estos entretejido en un sustancial complejo venático.

 

Candice Reyes, Abel Mireles y la Juárez Jazz Big Band. Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024.

 

Se tuvo al compositor y saxofonista, Gil del Bosque, a quien se trajeron desde Texas. Se trata de un bebopero que da preeminencia a la melodía y cuyo espíritu artístico le permite ser realmente conmovedor. En lo personal, este fue mi concierto favorito de todo el festival. Lamentablemente, me perdí la clase magistral de Gil porque mientras él estaba en charla, yo estaba apenas llegando a Chihuahua.

 

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Uno de los conciertos que realmente me pareció digno de haber sido un magistral, fue el que dio la banda local North Vibes, para abrir una de las jam sessions. Con una mujer en la marimba y un dejo interesante en su sonido total, esta moción nos ofrece algo nuevo hacia donde voltear.

 

North Vibes. Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024.

 

Problemas técnicos impidieron que el concierto del Rafael Alcalá Trío se luciera en todo su esplendor. Aun así, el impacto hacia la audiencia fue grande. “¡Está demente!” Exclamó una asombrada joven, en voz baja, durante el solo de piano. “Estuvo increíble”, escuché decir al final del concierto. Y sí. Alcalá, desde sus primeras notas al piano despertó una tormenta musical. Es un monstruo en su propio instrumento y verlo moverse alrededor de este para exprimir hasta el más mínimo timbre, es un deleite cuasi circense. A su vez, el maestro Alex Lozano parecía un pulpo en la batería. Fue un cúmulo de ideas musicales que además de hacernos sentir, nos obligó a extender nuestro horizonte musical.

 

Rafael Alcalá durante su clase magistral. Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024.

 

La clase magistral que el ensamble dio aquel mismo día por la mañana, comenzó con una improvisación. Alcalá invitó a los asistentes a compartir y dialogar sus percepciones al respecto. La honestidad del jazzista que presta su propia ejecución para demostrar que “en este momento hubo conexión” o “aquí estábamos perdidos”, es invaluable, porque nos permite comenzar a discernir (seamos músicos o melómanos) qué es lo que estamos escuchando y a guiarnos con una lógica diferente, una más profunda, en vez de aquella que nos obliga ciegamente a aceptar que cualquier concierto de jazz es bueno nada más porque sí. Lección fue que, en otra improvisación, mientras el trío estaba divagando a propósito, Jorge Gamboa (contrabajo) decidió poner orden contundente al establecer (con una melodía, sencilla, bonita y repetitiva) la dirección que el ensamble debía tomar. Morajela de Alcalá: siempre debe haber un líder que dicte hacia dónde se dirige el ensamble, así sea uno distinto por cada pieza.

 

Laké. Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024.

 

Laké voló desde Querétaro. Se presentaron en Paseo Central, una plaza comercial, lo cual logró que todos los transeúntes, al escuchar sus atrayentes piezas originales, se quedasen a escuchar como hipnotizados. Una muestra más de que si le llevas el jazz a la gente esta va a responder. Mágica fue, además, la aparición de su invitado especial: Bobby Kapp, quien lleva el blues en las venas.

 

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Entre otras razones para aplaudir al FIJAN, tenemos su disposición para abrir espacios donde los ensambles de los jóvenes (como Palo Verde o SIJAZZ QUARTET) pueden poner en práctica sus aprendizajes y exponer sus iniciativas musicales; y para que talentos locales de más trayectoria muestren lo que tienen, como The Guadalupe Funk Machine, y el Caravan Ensamble, este último conformado por los profesores que impulsan el jazz, dentro de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH).

Otro tremendo acierto del festival fue permear a sus músicos, invitados y público, la oportunidad de vivir jam sessions en cinco espacios contrastantes entre sí, permitiendo con ello la disipación de distintos tipos de creatividades. Por ejemplo, Panorama Arte es como un garage oscuro y encerrado, mientras que Fausto Drunk House tiene un amplísimo e iluminado patio.

 

Jam session en el Fausto Drunk House. Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024.

 

Más todavía, sabemos que la promoción de puntos de encuentro para entusiastas del arte, intelectuales y artistas también habla maravillas de un evento cultural. Así, el café Kaldi Libertad fue sede de conferencias y tertulias fascinantes del FIJAN, entre ellas:

Se presentó el cineasta Roberto Bolado, quien nos platicó el sinuoso, pero gratificante, camino que le llevo a construir su “Notas de una vida: 100 años del jazz en México”, documental sobre la historia del jazz en nuestro país, único en su especie. El creativo pasó 20 años entrevistando, así como recopilando e integrando universos de información, en una joya visual de hora y media, que muestra con claridad y ritmo, obras y vivencias de músicos del jazz mexicano. De igual manera, encontramos en el trabajo de Bolado la oportunidad de ver espacios de jazz que ya solamente vivirán en sus grabaciones. Ver esto ha de sacarnos lágrimas a quienes hemos vivido de cerca dicha historia. La proyección del documental también fue parte de las actividades vespertinas del festival.

 

Conferencia del cineasta Roberto Bolado, sobre su documental “Notas de una vida: 100 años del jazz en México”. Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024.

 

Otro increíble suceso, fue la mesa redonda “Dexter Gordon en Chihuahua”, ocurrida igualmente en Kaldi, donde Heriberto Ramírez (filósofo, musicólogo), Gabriel Ortiz (fotógrafo) y Bobby Kapp (jazzista neoyorquino radicado en México por más de 30 años), conversaron sobre el concierto que dio el icónico saxofonista en Chihuahua, circa 1979, y hasta presentaron un audio inédito que contiene fragmentos sustanciales de dicha presentación.

 

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De oro fue también un encuentro donde el multiinstrumentista Hugo Antonio PC presentó sus avances de investigación musical, vertida en un par de composiciones propias que se caracterizan por entretejer sonidos tradicionales del norte de México con jazz. Hugo Antonio detalló que este momento de experimentación artística personal implica también una búsqueda de su propia identidad, con la que pretende dignificar lo mejor de ambos mundos.

En este mismo espacio, Saul Murillo comentó que una de las misiones de su Kaldi Café ha sido albergar creativos de distintas corrientes, a quienes se les otorga completa libertad de interpretar sus propuestas musicales; lo cual fue antesala de una larga conversación sobre las formas que han adoptado las músicas en distintos espacios sociales, la importancia de la experimentación artística, escenarios de historia de la música, lo que es el sentido de pertenencia, la libertad de expresión y demás.

 

Las desventuras

Si bien, ningún festival de jazz en México puede ser perfecto porque siempre se puede contar con mucho más apoyo de todos lados; creo que el FIJAN 2024 tuvo más aciertos que problemas; no obstante, he de subrayar sus dos decepciones. Curiosamente, ambas fueron buenas ideas al momento de sembrarse, ambas tenían aparente justificación, el caos se hizo evidente durante sus ejecuciones, cosa que el festival no pudo haber controlado.

 

Desventura número 1: Invitar a Lucía Gutiérrez Rebolloso a una orquesta que ya lo tenía todo

Qué incómodo es presenciar un artista sin arte. ¿Cuántos llamados “cantantes de jazz”, producto de una crónica ignorancia y condescendencia, caben en México?

La Big Band Chihuahua dio un show que hubiera funcionado por sí solo. Sin embargo, me atrevo a pensar que invitaron a Lucía Gutiérrez por dos razones: 1. Se supone que es una joven promesa del jazz porque ganó la Sarah Vaughan International Jazz Vocal Competition 2022, del New Jersey Performing Arts Center. 2. La idea clásica, no necesariamente malintencionada, pero que sí es ya un cliché lastimoso y convertido en realidad, de que una mujer cantante al frente va a atraer más al público.

 

Lucía Gutiérrez Rebolloso. Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024.

 

Me atrevo a suponer que Lucía no tiene toda la culpa de esto. Lo tiene un sistema que le miente de manera crónica: en parte porque el mexicano le aplaude hasta a Bely y Beto, y también porque el jazz a nivel mundial está perdiéndose en la espiral de autodestrucción que se sostiene en la idea de que copiar estilos es la clave. ¿Qué ocurre? Ir a un concierto de Lucía es ver más intentos de calcar a Sarah Vaughan y a Ella Fitzgerald. Puesto en otros términos, es como un a ver a un imitador de Michael Jackson; si no conoces al rey del pop, seguramente resultarás maravillado por su versión beta. De lo contrario, si reconoces la riqueza de un arte sin igual, cualquier copia te resultará incómoda.

El conocer, entender y aprehender una música tan profunda como el jazz, implica muchísimos años de estudio musical, pero también de perseverancia, viajes, sufrimientos, desarrollo de intuición y una gran sensibilidad; así como comprender que se trata de un sistema de códigos que no están ahí nada más para ser despedazados y reensamblados. Una buena analogía para esclarecer este punto puede ser la diferencia entre la artesanía y el arte: cualquiera puede aprender a hacer pinturas como las que venden en el supermercado, pues hay muchos tutoriales de cómo hacerlo en Youtube; pero nadie puede hacer un Remedios Varo original. El cuadro de supermercado puede hasta ser “agradable”, pero un Remedios Varo de verdad te obliga a sumergirte en sus imágenes por días, a verter tus sueños y tus pesadillas en sí. La primera opción es linda, a mí me encanta seguir tutoriales para dibujar, pero sería incapaz de cobrarle a alguien para que compre mis dibujos, porque reconozco que estos sólo valen para mi propio placer.

 

Lucía Gutiérrez Rebolloso. Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024.

 

Lucía comenzará a tener la culpa si después de unos años no cuestiona lo que ella misma está haciendo.

La xalapeña cantó standards de jazz con lo más típico de las fórmulas de canto de este género musical. Lo que realmente valió la pena de su presentación fue cuando llevó al escenario el clásico son jarocho “La Bruja”[1] y “Frenesí”, el famoso standard de jazz mexicano, escrito en 1939 por el compositor Alberto Domínguez Borrás, originario de San Cristóbal de las Casas; aunque Lucía no se atrevió a reformular dichos temas con improvisación, sino que le dejó ese trabajo de sonar a jazz a la orquesta.

 

Desventura no. 2: La disonancia entre lo que Josh Evans presume y lo que realmente otorga

Realmente me pregunto si el trompetista Josh Evans se atreve a tocar en Nueva York con el mismo nivel de desinterés y flojera que mostró en Chihuahua. No se crean, sí me puse a escuchar a Evans cuando toca con Emmet Cohen y su esfuerzo sí es diferente.

 

Josh Evans (trompeta), Roberto Sánchez-Picasso (guitarra), David Barrera (contrabajo). Concierto del Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024., en Quinta Gameros.

 

Lo que pudo ser una clase magistral de Evans, que iluminara a aquella aula llena de estudiantes de música mexicanos, interesados en saber más sobre jazz, derivó en una serie de instrucciones desarticuladas, preguntas no respondidas y afirmaciones crípticas. Está bien, no es lo mismo ser un buen músico que un buen profesor. El único (aunque útil) aprendizaje, al menos en teoría, fue cuando Evans enunció que: los jazzistas tienen que escucharse entre sí para poder articular un ensamble. Tras escucharle decir esto me conformé con la idea de que, si la clase no fue la gran cosa, el concierto tenía que serlo. No fue el caso.

Incluso antes de que comenzara el concierto de Josh Evans hubo dos situaciones humanas que me hicieron ruido. 1. Durante la comida, el “talento” extranjero evitó a toda costa comunicarse con el muy agradable grupo de músicos inteligentes y talentosos que le rodeaban; 2. Más tarde, al encontrarme platicando con el maestro Roberto Sánchez-Picasso, una eminencia de la guitarra jazzística en México, este vio a Evans pasar y le aventó un cálido saludo. Frente a ello, Evans se devolvió con la pregunta “¿vas a tocar hoy?”, a lo que el mexicano contestó estupefacto “¡acabo de ensayar contigo!”.

 

Clase magistral de Josh Evans. Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024.

 

La arrogancia de Evans al evitar integrarse con los músicos mexicanos se dio tanto a nivel social como musical.

Ojo. Yo no esperaba que el trompetista tocara ni aceleradamente ni con un alto volumen (cosas que incluso suelo cuestionar en algunos casos), lo que sí imaginé que iba a presenciar es lo que el mismo Evans dijo en su master class: músicos que se escuchan entre sí y que, por lo tanto, nos entregan algo sublime. En contraste, ver a este hombre con ojos evasivos, con el cuerpo colgado, sin aire en los pulmones, que avienta frases inconexas con su instrumento, y que emprende una coreografía (entrar y salir del escenario) sin sentido, son detalles de uno de los conciertos con la etiqueta fluorescente de estar lidereado por un jazzista neoyorquino, más aburridos que he presenciado.

No sé si esto fue producto de que el músico estuviese con jet lag, se rumoraba que había salido la noche anterior, lo que sea que eso signifique… el hecho es que su actitud de seriedad y ausencia no coincidía con lo que promulgó una y otra vez en el micrófono: su felicidad por estar en México.

 

Josh Evans. Concierto del Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN) 2024., en Quinta Gameros.

 

Por los comentarios que me hizo gente, tanto ajena como inmersa en el gremio musical de Chihuahua, entiendo que el jazz es un elemento un tanto extraño, que apenas y a partir de Armando Núñez, es que se va colando y ramificando en la ciudad. Esto podría explicar que un público ajeno al jazz sea fácilmente impresionable cuando le pones a una imitadora de Ella Fitzgerald y a un trompetista neoyorquino haciendo su mínimo esfuerzo.

¡En fin! Como periodista musical que lleva visitando varios festivales en la república mexicana, me pongo de pie frente al FIJAN porque se necesitó de un esfuerzo y un amor al arte descomunal para todo lo que se logró durante esta semana de aprendizajes, experiencias estéticas e intercambios culturales. 

Además, en promedio, hubo unos 400 asistentes por cada concierto magisterial. ¡Bravi!

 

[1] Fe de erratas: “La Llorona” fue el tema interpretado, en lugar de “La Bruja”, como aparece en el artículo original.