Playa del Carmen hace historia en el jazz: Rivera Maya Jazz Festival 2017

Por: Estefanía Romero

La edición 2017 del Riviera Maya Jazz Festival representa uno de los eventos musicales más importantes para México y para la historia de la música: John McLaughlin, el padre del jazz fusión y pionero del rock progresivo, se despidió de los escenarios y aprovechó la ocasión para homenajear a Paco de Lucía, su gran compañero musical.

Además, vivimos un reencuentro entre íconos: Béla Fleck y Chick Corea tocaron a dueto en un concierto inolvidable, el cual terminó con una pieza protagonizada por la voz del (probablemente) mejor cantante de jazz vivo: Bobby McFerrin.

En esta edición repasamos la historia del jazz: escuchamos soul, blues, bebop, latin jazz, jazz fusión, música clásica, blues, bluegrass, bajo una luna llena, rodeados de lluvia fresca y acariciados por el mar de la Riviera. Los dioses mayas y el espíritu de Fernando Toussaint vibraron en este evento de primera.

Erik Montenegro, como anfitrión del Festival.
El Festival abrió el 30 de noviembre con las presentaciones de Illia KuriakiIllya Kuriaki and The Valderramas, Cecilia Toussaint e invitados, y Señor Vitalis “Plays Aguamala”. Sin embargo, el equipo de Bop Spots se presentó durante los conciertos del 1 y 2 de diciembre. Les comparto los highlighs de estas fechas.  

Steffie Beltt: Una oportunidad para revalorar

Hay un error común en México: cuando un individuo se llama a sí mismo compositor, pero es en realidad un armador de rompecabezas de músicas ya existentes. Aunque esta fórmula suele lograr un impacto en el público, se trata de una trampa, pues la familiaridad hacia fórmula melódica permite que los cerebros atiendan con familiaridad y una conformidad pseudoplacentera a la música que se percibe en el momento; de hecho es un truco utilizado por la industria de la producción musical para vender en masa. Pero es también un truco irrelevante pues convierten al supuesto “compositor” en un hacedor de productos que, por su misma naturaleza, no trascienden.

Yo no veo a Steffie Beltt, por ahora, como compositora, pero tiene muchas cualidades como intérprete. Se trata de una joven músico con habilidades técnicas que, por lo que he escuchado, son difíciles de encontrar en muchas cantantes actuales que intentan internarse en el mundo del blues y del jazz: Belt es afinada, tiene un amplio registro y sabe colocar la voz; su técnica de respiración es acertada y, el contraste entre lo que se escucha en sus videos y su presentación de concierto, demuestran que se mantiene en un estudio personal constante. Aplausos por ello.

Steffie Belt abrió su concierto con Feeling Good.

No obstante, Belt tiende a abusar de sus recursos vocales, aquellos que involucran tonos más altos y rasposos, con la excusa de “cantar soul”. Esto hace que su show se vuelva tedioso, pues a partir de la primera canción ya se escuchó prácticamente todo lo que se iba a vivir el resto del concierto. El equilibrio es importante para llevar a la audiencia de la mano hacia tu lugar feliz.

Contemplar un grupo de músicos más preparados o ayudar a sus músicos a reforzar sus habilidades y a estudiar, sería formidable también. No existió un intercambio real de información entre la banda que presentó y lo que ella llegó a cantar. Más aún, los músicos demostraron una experiencia cortísima como concertistas, pues les faltó fuerza y muchísima creatividad. Sus solos fueron bastante precarios, repetían una y otra vez la misma cifra, cosa que es común para los bares de rock, pero no para un Festival… mucho menos uno de jazz. Las fallas en la ecualización del sonido fueron varias, como para no mencionarlas, saltaron varios ruidos fuera de lugar, y esto es siempre responsabilidad de la misma banda y de su ingeniero de sonido.

Steffie se presentó como una compositora de blues y fusión, en antesala a dos grandes músicos de la historia del jazz fusión: Jimmy Herring y John McLaughlin, lo cual es muy peligroso, pues muestra la confusión de una “creadora” mexicana ante la definición de un género muy importante dentro del desarrollo del jazz, frente a sus propios pioneros.

Acción muy acertada por parte de los organizadores del festival fue la idea de presentar rostros nuevos, rostros mexicanos; es lamentable que este show no cumplió con las expectativas. Aun así, es una gran oportunidad para revalorar aprender y mejorar por parte de la aspirante a artista. Será un gusto volver a encontrar a Steffie cada vez más preparada y fuerte en el mundo de los escenarios.

Jimmy Herring: El feeling potenciado

El nivel de cada uno de estos músicos es inexplicable. Técnicas impecables, versatilidad rítmica, múltiples texturas y colores preñados de poder. El producto de estos músicos hacía casi imperceptible la melodía, la cual se percibía sólo en función de apariciones esporádicas; en realidad parecía que todo estaba compuesto por armonías estrafalarias y aceleradísimas que giraban, se hinchaban y se comprimían alrededor de una estructura vacía pero totalmente perceptible. Fue evidente un sentido versado de la composición clásica, pero con el instinto imperante de la improvisación que aparecía en los momentos menos esperados.

Jimmy Herring.

La primera pieza fue una mezcla de jazz fusión y rock. La continuaron con una balada de jazz fusión que te impregnaba de escalofríos gracias a la guitarra de Herring: el feeling del rock clásico tan emocionante como si lo estuvieras escuchando por primera vez.

Muchas de sus cadencias evocaron lo que me gustaría nombrar como “proto metal”, pues nos empujaba hacia la velocidad conocida de este género, pero con una profundidad armónica que pocas veces he presenciado en vivo. Simplemente ma ra vi llo so.

Este show hizo evidente otro acierto por parte de los organizadores y los técnicos del festival: permitieron que cada banda se manejara con su propio ingeniero de sonido. A partir de este concierto todo sonido resultó impecable, en su lugar y con la definición correcta.

La banda de Jimmy Herring.

John McLaughlin: Virgilio del jazz fusión

La primera parte de este concierto fue una oda al sonido clásico de McLaughlin, el jazz fusión en su máxima expresión. Le acompañaron teclado, batería, órgano y bajo, con un sonido muy bien ecualizado.

John McLaughlin.

McLaughlin interpretó “El hombre que sabía”, pieza que él mismo compuso como homenaje a su amigo, y  muchas veces compañero musical, Paco de Lucía; amado compositor que falleció en las mismas tierras sobre las que estábamos bailando. El flamenco traducido al jazz fusión es una cosa muy interesante y bella, debo decirles y deben escuchar. En esta se atravesó un dueto luminoso de guitarra y bajo, adornado esporádicamente por golpes de piano. Todo sobre una base rítmica establecida por la batería. Muy acelerada y emocionante, como si estuviéramos visitando a Paco de Lucía con la misma velocidad que Dante, cada vez que éste se sumergía un nivel más hacia el inframundo. McLaughlin fue nuestro Virgilio.

Para la segunda parte del concierto se unió el ensamble de Jimmy Herring y tocaron piezas clásicas de la Mahavishnu Orchestra. La guitarra de doble cuello de McLaughlin estuvo presente (!!!) y más adelante se integró un violín a la fiesta.

Un dueto de baterías nos hizo la noche. El baterista que acompañaba el ensamble original de McLaughlin acudió a una técnica musical oriental primitiva, que consiste en vocalizar percusiones, pero con un sentido propio; esto mezclado con el resto de las funciones de la batería nos abrió los oídos hacia un virtuosismo más allá de lo que estamos acostumbrados. Al parecer, el dinamismo creado con la otra batería tenía una lógica ensayada, pues el primer baterista hacía movimientos a modo de dirigir al segundo. Fue un espectáculo único.

McLaughlin no sólo es el padre del jazz fusión, es también el creador de lo que me gustaría llamar proto rock progresivo, pues, en una conexión extraordinaria de cadencias explosivas, energéticas, a modo de composición orquestal, nos demuestra que la Mahavishnu Orchestra montó las bases del rock que estuvimos escuchando durante la década de los 70, pero con una superioridad indiscutible.

En fin, era una construcción imparable de edificios sonoros, unos sobre otros encajados al orden de fórmulas virtuosas: la tormenta más bella de la Riviera Maya sucedió ese 1 de diciembre del año 2017.

Wallace Roney: El bebop está vivo

Un sujeto le preguntó a Wallace si extrañaba los cutting contests, por alguna razón quizás muy poco perceptiva de lo que un músico necesita que le pregunten… además, existe una inconsistencia temporal en el planteamiento, pues Wallace nació en el año 1960 y los cutting contests fueron tradición que comenzó en los años 20 y que duró hasta los 40, en la parte pobre de Harlem.  Estos sucedían en las llamadas House Rent Parties, las cuales recibían ese nombre porque se daban en pequeñas casas que apenas podían pagarse, así que quienes atendían a la fiesta pasaban un sombrero de mano en mano para juntar dinero que pagara la renta. En esos conciertos íntimos se reunían subculturas jazzísticas, a presenciar encuentros aguerridos: un músico tocaba un riff, y otro le contestaba con uno igual u otro más elaborado, a modo de competencia.

Wallace Roney.

Wallace contestó de una manera muy hermosa. Nos contó que al ver la película Django, le dolió mucho una escena en la que dos hombres peleaban para entretener… y está convencido de que en la música es igual: no hay necesidad de luchar, de desangrarse para entretener.

Yo le pregunté a Wallace sobre su cercanía con Dizzy Gillespie, puesto que Wallace, a sus 12 años, tomó clases de este padre del bebop. No le gustaba tanto Dizzy, pues aunque era moderno seguía sintiéndolo como una mezcla de swing y New Orleans. Su verdadero ídolo era Miles Davis, otro personaje que también fue el gran maestro de su vida. Wallace platicó una experiencia en relación a todo esto: nos decía que cierto día Dizzy estaba intentando explicarle una escala, entonces Miles Davis se acercó a hacerle varias preguntas a Miles Davis. En ese momento Wallace se dio cuenta de que Miles seguía aprendiendo de los grandes maestros y de que ese camino era muy importante, a pesar de que Miles fuese la figura cool de la época. Debo decir que sentí escalofrío cuando nos contó esto.

Podemos escuchar, de hecho, que el estilo de Wallace es un bebop muy puro y que las texturas de su instrumento se acercan bastante a las de Miles Davis, sus distorsiones afinadas son ejecutadas de manera finísima y única.

Aproveché también para preguntarle sobre un extraño artículo que leí hace tiempo. Este decía que Miles Davis sostenía una amistad con Karlheinz Stockhausen, que existía una admiración mutua entre ellos y que ambos admitían la influencia de sus estilos para las músicas que llegaron a componer. A mí no me pareció descabellado, pues aunque Miles Davis es ciertamente más musical que Stockhausen, entre más avanzaba la carrera de Miles este se internaba en dimensiones sonoras ocultas, sonidos atípicos, chillantes, contrapuntos raros. Wallace contestó que sí, efectivamente, Miles Davis hablaba muchísimo sobre Stockhausen y tenía todos los discos de este en su casa; agregó que Miles también admiró a otros compositores del siglo XX, como Ravel o Debussy… aunque sobresalieron los del reino jazzístico: Charlie Parker, Bix Beiderbecke, King Oliver, The Pops y Thelonius Monk.

En fin, el concierto del Quinteto de Wallace fue un sueño maravilloso. De hecho, fue mi concierto favorito de todo el festival. Creo que en muy pocas ocasiones de tu vida lograrás escuchar un ensamble de bebop sonar tan bien, con tanto sentido, con tanto contacto entre sus variaciones y tu percepción. Podían ensamblar ideas dulces, suaves, pero llenas de colores y fuerza, como el mismísimo Miles Davis… pero, de nuevo, en un terreno bebop y con la voz propia de Wallace. Cada cifrado era una obra maestra. La batería del hijo de 13 años de Wallace construía multidimensiones escalonadas. Me dio la impresión de que los colores que Ravel solía acomodar por zonas musicales, el ensamble de Wallace los lograba pero de manera simultánea, con una elegancia indescriptible.

Sax, piano, contrabajo, batería y trompeta: juntos orquestando el verdadero sentido de la libertad adentro de la belleza. La profundidad armónica y el uso exagerado pero acertado de disonancias dejó en evidencia la influencia de Thelonius Monk en el Quinteto.

Béla Fleck y Chick Corea

Béla me comentó en entrevista exclusiva para Bop Spots, cómo es que el banjo ha enfrentado el reto de ajustarse a volúmenes para los que no fue elaborado:

“El otro problema que tuve fue al amplificar. El banjo no es tan sonoro al ser tocado, la batería o el saxofón son mucho más sonoros, pero el tipo de banjo que se tocaba con el jazz de Louis Armstrong era uno de cuatro cuerdas y cuando lo tocabas con una púa se escuchaba mucho más fuerte, entonces podías tocar acordes y ser escuchado ahí mismo junto a la trompeta y la batería. Pero el tipo de banjo que yo utilizo es mucho más delicado y debes tocarlo con púas de dedo. Es una forma distinta de tocar, es como tocar un instrumento étnico. Tuve que resolver ese problema, lo cual es muy difícil de resolver.”

Béla Fleck.

Béla ha debido adaptar con amplificadores y otros instrumentos el uso del suyo para equilibrarlo al de los demás. Lo cual en este concierto no fue necesario; es decir: explotó el sonido de su instrumento lo máximo posible. Un dueto a volumen de sala se convirtió en la conversación que todos queríamos escuchar.

Tocaron The Enchantment, pieza clave del disco que ellos mismos grabaron en el 2007, y que lleva el mismo nombre. Esta fue compuesta por Chick Corea y representa una fusión interesante entre bluegrass, música clásica, flamenco, jazz e ideas extraterrenales. Puedes ver hilos de sonido tejiendo luz y penumbra, el resultado es escalofriante.

Béla Fleck y Chick Corea.

Tocaron una pieza de Domenico Scarlatti y el resto fueron fusiones de bluegrass y jazz. De hecho, el penúltimo tema fue comentada por Chick Corea como una pieza que logró gracias a que Béla le enseñó a tocar bluegrass en el piano. Se me salió el alma del cuerpo pues inmediatamente recordé otra cosa que me dijo Béla en entrevista: “Chick Corea hace cosas que yo no puedo hacer, pero se adapta y aprendo de él todo el tiempo”. Es este reconocimiento lo que permite a grandes músicos ir más allá de la perfección: saber que no lo saben todo y que los demás grandes compositores e improvisadores son una oportunidad para aprender.

El cierre de esta fracción del concierto fue un bebop a dueto de banjo y piano.

Por sorpresa para todos, Bobby McFerrin se incorporó en la última canción a darnos unas pinceladas de su hermosa voz, a contrapunto de la meditación que el dueto inicial ya había construido.

Este paseo por la música de hace 300 años y las tierras sónicas del siglo XX nos devuelven al punto real de todo en la vida: se trata de música, de música maravillosa.
Béla Fleck, Chick Corea y Bobby McFerrin.

Últimos aplausos

Felicito a todos los que formaron parte de la creación de esta edición: desde organizadores, venues y patrocinadores, hasta los talentos, periodistas y público involucrados. Traer talentos internacionales de la talla que nos ofrecieron es una misión difícil, pero México los merece y me enorgullece ver que ustedes están conscientes de ello, que les importa y que estamos juntos para dar continuidad a esta maravilla juntos.

Lamento no mencionar en esta nota el concierto de la Memo Ruíz Bolero Jazz Big Band, las condiciones de aquel día me permitieron llegar únicamente a los últimos alientos de su participación.

En fin. Un aplauso a los realizadores del Riviera Maya Jazz Festival 2017:

Fideicomiso de Promoción Turística de Solidaridad, encabezada por el Director general, Ing Dario Flota y todos los departamentos que constituyen esta casa.

Mili Ballesteros: Co-productora y encargada de logística.

Jorge Marzuca: CEO de Mamita’s Beach Club.

Jean Agarrista: Co-fundador.

Fernando Toussaint (QDEP): Melómano, músico y compositor.

Javier Aranda Pedrero: Durante su gestión como Director en el Fideicomiso cimentó la transcendencia del festival.

Martin Ruíz: Aceptó dar el paso inicial para la creación del festival.

Alonso Rojas: Co-productor.

¡No puedo esperar a la edición 16 del Riviera Maya Jazz Festival!

 

*Agradecimientos especiales a Culadventours, por hacer el registro visual de este evento para Bop Spots. Culadventours es una agencia de turismo que se especializa en personalizar viajes de aventura, en la Riviera Maya. Su equipo de cámara y video se adapta a cualquier condición climática, por lo que tus experiencias quedan registradas a la perfección.