Abrir mente y oídos de los jóvenes al jazz: El novelista Mick Carlon en entrevista

Por: Estefanía Romero

En el esfuerzo de llevar la historia del jazz a los jóvenes, Mick Carlon se lleva la medalla de oro. Este profesor estadounidense ha escrito ya tres novelas que llevan en su cuerpo las voces de ídolos como Duke Ellington, Louis Armstrong, Lester Young, Ella Fitzgerald y muchos otros de los personajes que nos emocionan como seguidores del jazz.

Su obra, que ha llegado a las escuelas públicas en Estados Unidos y diversos puntos de Europa, se distingue por ser el resultado de 30 años de lectura, entrevistas e investigación, además de una gran inteligencia y sensibilidad ante la tragedia humana.

Aquí, el Mick nos cuenta su historia como escritor de Girl Singer, Riding on Duke’s Train y Travels With Louis.

Querido Mick, tus libros son para adolescentes, pero la verdad es que yo aprendí mucho de ellos…

-Muchos, muchos adultos, incluyendo a Dan Morgenstern y Nat Hentoff, me han dicho que disfrutan leer mis novelas, tanto como las llamadas “libros de adultos”. Hice un esfuerzo consciente de no “bajar” la escritura, porque estas novelas están hechas para adolescentes entre 12 y 19 años. Yo no quise permitir que entraran temas como una jeringa de heroína entrando en el brazo de Charlie Parker, pero también quería que la escritura fuera clara, directa y para nada condescendiente. Como maestro veterano, sé que esto último es importante para la gente joven.

-Me encanta cómo reflejas las personalidades de los personajes, además de algunas de las características más importantes al tocar jazz, como “ser tú mismo”, “tocar quien eres”. ¿Qué significa todo esto para ti?

-Mi padre amaba el jazz de big band y yo lo escuché al crecer. Desde que nací en 1959, The Beatles y Bob Dylan me impactaron bastante, y aun así siempre amé la música de mi papá.

Cuando Duke Ellington murió en mayo de 1974, leí un artículo de Ralph Gleason sobre Duke en la revista Rolling Stone. Yo ya conocía a Gleason por lo que él escribía sobre Bob Dylan, yo no sabía que Ralph era un hombre de jazz también. Lo que escribió sobre Duke abrió mis ojos más que cualquier otra pieza de periodismo que yo hubiese leído antes. Me hizo comprender que el hombre que yo veía seguido en televisión, Duke Ellington, no era un simple animador, sino que era un artista de primera, el Bach de América. Después de leer ese artículo, tomé la música de mi papá mucho más en serio, y así fue como comencé a leer a los grandes escritores de jazz, como Nat Hentoff, Dan Morgenstern, Whitney Balliet y, después, Gary Giddins.

Años después, cuando me entró la idea de escribir estar novelas, ya había yo cerrado 30 años de leer sobre jazz y escuchar de cerca el jazz que flotaba alrededor de mi cabeza. Además, una de las cualidades que amo del jazz es que este permite al artista ser él mismo o ella misma. El músico toca sus experiencias en su instrumento. El jazz es libertad de expresión, belleza y emoción, todos en una música increíblemente flexible. Nat Hentoff lo dijo mejor: “Entre más escucho jazz, más quiero escuchar jazz”.

Mick Carlon

-A través de tus lecturas podemos platicar con Lester Young, Louis Armstrong, Dizzy Gillespie… ¿Tomaste diálogos reales de estos personajes u otros?

-Mientras escribía estas novelas, me sumergí en cómo sonaban estos músicos mientras hablaban. Gracias a YouTube, entrevistas con Duke, Louis, Pres (Lester Young), y Dizzy, son gratis y están disponibles. Escuché y escuché, intentando capturar la candencia de sus discursos. Con Lester Young, por supuesto, él creó su propio universo de lenguaje y recrear eso fue muy divertido. Pres fue un artista lingüístico tanto como musical.

Un hermoso hombre llamado Don Manning, baterista y escritor de Portland, Oregon, que ya murió, comenzó a llamarme por las noches después de haber leído Riding on Duke’s Train y Travels with Louis. “¡No puedo creer que alguien haya escrito estos libros!”, decía. Cuando le conté que Basie y Pres eran los temas en mi libro siguiente, Don me mandó una cinta de Count Basie hablando con él en su propia cocina. No pude creer la generosidad de Don. Escuché esa joya una y otra vez para capturar el estilo lacónico de Basie el hablar. Bill Basie era hermosamente lacónico en el piano y en su forma de hablar.

Mucho del trabajo tuvo que ver con asegurarme de que estos patrones de discurso fueran correctos. Por supuesto, con un artista como Ivie Anderson, tan sólo no existen grabaciones de ella hablando que hayan sobrevivido, así que tuve que improvisar. Nat Hentoff me dijo que mi Ivie en Riding on Duke’s Train trajo lágrimas a sus ojos, porque dijo que capturé aquella corrosiva e increíble mujer.

-¿Qué tanto tuviste que profundizar en tu búsqueda para obtener toda esta cantidad de conocimiento? Por ejemplo, sabes cosas de Louis Armstrong que yo nunca leí o vi en algún documental antes.

-Mi búsqueda, como dije, duró 30 años de leer sobre músicos de jazz, por gusto, sin saber que algún día escribiría sobre ellos. Sin embargo, para Riding on Duke’s Train, yo no tenía idea del itinerario de la gira de Duke en la primavera de 1939, así que me basé en la increíble biografía que escribió John Edward Hasse, para saber sobre las ciudades y los años. En mi opinión, esta biografía de Duke es la mejor de todas.

Sin embargo, sí tuve un arma secreta para Travels With Louis, y su nombre es Jack Bradley, a quien he conocido desde 1991. Jack conoció a Louis a finales de los años 50 y rápido se convirtió en su amigo, confidente y fotógrafo favorito de Louis. Porque Pops confiaba mucho en Jack -le llamó “mi hijo blanco”- es que las fotos tienen una intimidad raramente equivalente.

Pero mientras yo escribía Travels With Louis, hacía preguntas a Jack, como “¿cómo era pasar tiempo con Louis?”, “¿de qué hablaban?” y “¿cómo actuaba Louis cuando el racismo se dirigía a él?”. Conocemos la reacción de Louis frente a los 9 (estudiantes de color) de Little Rock, en 1957, cuando se enojó frenéticamente al enfrentar la maldad de los prejuicios. Sus respuestas a un reportero, respecto al gobernador Orville Faubus, quien usó a su Guardia Nacional para mantener a los nueve estudiantes negros fuera de la Central High School, estaban llenos de una ira de proporciones bíblicas. Pero yo quería conocer cómo es que Louis Armstrong reaccionaba cuando él enfrentaba el racismo dirigido hacia él. Y Jack me contó esta historia.

En el verano de 1960 o 61, Jack y Louis estaban manejando en Connecticut hacia un concierto que sería aquella noche en Hartford. Jack estaba manejando y Louis tuvo que utilizar el sanitario. En aquellos años, debías pedir al manager que te diera las llaves del baño. Así que Jack se mantuvo detrás del carro mientras Louis fue a pedir la llave. Recuerda que para los años 60, Louis ha estado en la portada de la revista Time, ha conocido reyes y papas y ha sido famoso por más de 30 años. En poco tiempo, Louis está de regreso en el coche. “Eso fue bastante rápido”, dijo Jack. Luis se mantuvo silencioso por muchos momentos antes de tocar. “Ese hombre dijo que no puedo usar su sanitario. ‘Sé quién eres, Armstrong. Hasta me gusta tu música, pero no puedo permitir que la gente de color use mis sanitarios.’” Jack quería salir del coche y golpear al hombre en la cara, pero Louis lo detuvo, diciendo “eso solo te meterá en la cárcel, Jack. Vamos, sigamos manejando.” Jack volvió a la Carretera y Louis siguió callado por al menos cinco minutos. Después dijo “ese hombre tan solo no entiende de qué se trata la vida todavía.” ¿Ves? Louis Armstrong se molestaba cuando el prejuicio golpeaba a otros, pero cuando era hacia él mismo, él era reflexivo y generoso. ¡Qué ser humano tan absolutamente único y superior era Louis Armstrong!

Información como esa me ayudó realmente al escribir Travels With Louis. Jack me decía otras cosas también, como cuánto Louis amaba usar shorts y sandalias mientras se relajaba en casa. Amo tanto a Jack, y él me ha dado tanto, que decidí nombrar a mi joven personaje Fred Bradley en su honor.

Cuando escribí el primer borrador de la novela, le pedí a Jack que lo leyera. Es un salty old cat, brutalmente honesto, me vio a los ojos y dijo: “¡si escribiste alguna palabra falsa sobre Pops, yo te llamaré un sucio hijo de puta directo a la cara!”. Y lo dijo en serio.

Una semana después, Jack me llamó y yo estaba comprensiblemente nervioso. “¿Y bien?”, le pregunté. “¿Qué piensas?”, y Jack dijo “entiendo que no puedas poner marihuana o todas las novias de Pops en un libro para gente joven pero, más allá de eso, has capturado al hombre que yo conocí. Me vinieron lágrimas a los ojos en prácticamente cada página. Lees este libro fue como pasar tiempo con mi amigo de nuevo. ¿Cómo demonios lo lograste?”.

Y le dije: “Jack, te he estado entrevistando informalmente sobre Louis por los últimos quince años. Así fue cómo lo logré”.

Le hice a Nat Hentoff muchas preguntas sobre Lester Young, mientras yo escribía Girl Singer.  

El ánimo y la generosidad de ese hombre querido, para mí fueron ilimitados. Oh, por cierto, estoy sobreviviendo este terrible tiempo en la historia Americana al repetir siempre que LESTER YOUNG ES MI PRESIDENTE. El cabeza naranja, sumamente deshonesto, codicioso, emocionalmente enfermo, fanático profundamente estúpido, no es mi presidente.

– Nat Hentoff es tu admirador… ¡Eso es para estar muy orgulloso! ¿Cómo te sientes al respecto? ¿Cómo fue que él encontró tus maravillosos libros?

-Conocer a Nat Hentoff ha sido para mí de los grandes gozos. Que Nat escribiera dos columnas sobre mí y mi trabajo han sido de los verdaderos honores de mi vida.

Es curioso cómo Nat ha estado en mi vida desde antes de conocerlo. Cuando yo tenía 12 años, me convertí en un gran fan de Bob Dylan, y el primer disco que tomé fue The Freewheelin’ Bob Dylan, con líneas escritas por alguien llamado Nat Hentoff. Después, a los 15 años, cuando decidí comenzar mi educación en el jazz, me di cuenta de que Hentoff es el maestro de los libros de no ficción. Más tarde, a los 20, cuando tomé cursos de periodismo sobre la First Amendment (la Constitución de Estados Unidos), la clase estaba leyendo libros y artículos de Nat Hentoff, ¡sobre la First Amendment! Entonces pensé: “¡este hombre lo sabe todo!”.

En 1999 cuando terminé mi primera versión de Riding on Duke’s Train, no tenía idea de a dónde mandarla. Por ese tiempo, Nat estaba escribiendo una columna para la revista JazzTimes, así que le mandé una copia del manuscrito a la dirección de la revista. Estaba 99 por ciento seguro de que nunca me escribiría una respuesta.

Unas semanas después, mi esposa y yo regresamos de ver una obra en Boston, y la niñera dijo: “Un hombre llamado Matt Hentoss llamó y aquí está su número de teléfono. Dice que le llame mañana.” Pensé “¿es Nat Hentoff?”, y como el código del área de Nueva York era 212, casi no pude dormir aquella noche. Claro que fue Nat, y lo primero que me dijo fue: “¿conociste a Duke Ellington?”, contesté: “no, yo tenía 15 años cuando Duke murió.” Continuó: “Porque yo lo conocí por más de 25 años. Duke fue mi mentor. Y el Duke de tu libro es el hombre que yo conocí. ¿Cómo hiciste esto?” (¡Já! ¡Las mismas palabras que escuche de Jack Bradley!). Y así fue cómo conocí a Nat Hentoff. Pocos meses después fui a Nueva York a verlo en su departamento. Ese hombre no pudo haber sido mejor anfitrión, más generoso hacia mi trabajo. Lo amé.

Tener a tu escritor ídolo disfrutando y admirando tu propio trabajo es algo más allá de tus sueños, pero eso fue lo que pasó. Soy realmente un hombre afortunado.

Mick Carlon

-¿Qué características consideras que un escritor de jazz y un crítico de jazz deben tener para ser profesionales?

 -Para escribir sobre músicos de jazz, creo que uno primero debe darse cuenta de que estos no son dioses del Olimpo (¡aunque musicalmente lo eran!); aquellos eran seres humanos de carne y hueso con sus propias peculiaridades y debilidades. Pero no solo eso: eran seres humanos que también fueron tratados como perros y basura en su propio país. Hombre y mujeres, quienes no podían vivir donde querían, no podían comer donde querían, no podían dormir donde querían. Duke Ellington, Louis Armstrong, Charles Mingus, John Coltrane, Billie Holiday, Charlie Parker, Ella Fitzgerald y docenas de otros músicos gloriosos, no podían olvidar en su propia nación, ni siquiera por un día, el color de su piel. Los fanáticos no les permitían olvidarlo. El hecho de que hayan creado un arte sublime mientras lidiaban con esta maldad, es más allá de inspirador.

Todos admiramos a Roy Eldrigde, uno de los verdaderos maestros de la trompeta. Nos lo podemos imaginar fanfarrón, pavoneándose en las jam sessions de los 30 y 40, y arrasando con todos los demás. Pero lee sus entrevistas. En muchas ocasiones, Roy Eldridge lloró por la forma en que era tratado por ignorantes fanáticos que ni siquiera merecían respirar en su presencia. Esto te rompe el corazón.

-Tus novelas ya son parte de la educación pública en Estados Unidos…

-Mientras mis novelas son más y más adaptadas en los sistemas escolares -ahora en muchos de Europa también- recibo más cartas de mis lectores. A la gente joven le gusta contarte sus intereses, pero también llegan a lo que importa: “Desde que leí tu libro o libros, ahora escucho jazz y amo esta música.” Obviamente estas cartas todas se expresan de manera diferente, pero cuando la gente joven me dice que mis libros abrieron sus mentes y oídos al jazz, eso es música para mis oídos, porque es la razón por la que comencé a escribirlas, para llevar a una nueva generación “las glorias e historias de nuestra música”, como dijo Nat. A veces me ha frustrado que Downbeat no haya publicado una palabra sobre mis libros. (Y Brian Morton escribió un artículo maravilloso de las novelas en la revista británica Jazz Journal). Eso molestó a Nat: “ellos no entienden que tus libros están creando el futuro de los lectores de Downbeat”, me dijo una vez. Pero qué importa. Estas novelas están llegando a más gente a través de sus escuelas, eso es lo que más importa.

El libro de Duke Ellington ahora va hacia la gran pantalla. Háblame de esto.

-Ken Kimmelman, un cineasta de Nueva York, que ha ganado dos Emmys, leyó Riding on Duke’s Train e inmediatamente se enamoró de la historia. Se encontró la novela por Ed Green, un compositor y educador sobre Ellington. Ken me dijo por teléfono: “estoy muy conmovido por tu historia y pienso que sería una genial película animada.” Ken entonces me pidió que adaptara la novela a un guión y eso hice. Escribí el diálogo y algunas de las direcciones de escena; Ken añadió otras instrucciones y todos los términos fílmicos. Él está en proceso de juntar los fondos necesarios para hacer que el filme de sus sueños y lo está logrando.

No es por presumir, pero nuestro guión ha ganado varios premios en festivales de cine por todo el mundo. Por ejemplo, ganó Mejor Guión en el International Harlem Film Festival, 2016. Una escena fue presentada por actores en la última noche de este festival. ¡Eso fue muy emocionante!

Además, la reconocida conferencista en materia de Ellington, Marilyn Lester, presentará una charla sobre Riding on Duke’s Train, en la 26th International Duke Ellington Study Group Conference, que sucederá en marzo del 2020, en Washington, D.C.; hablará del impacto de la novela y lo que sucede con la película. Ella es una escritora y persona excepcional, me siento muy honrado.

-¿Hay algo más que nos quisieras compartir?

-Pensamientos finales: Como maestro de adolescentes -yo enseño literatura y escritura- siempre he tocado jazz en mis salones de clase, intentando abrir los oídos de la gente joven a esta música increíble. Sin embargo, caí en cuenta de que sólo estaba alcanzando a 100 estudiantes al año. Entonces pensé, qué tal si combino reales figuras musicales históricas con gente joven que tal vez esté en algo. El éxito que mis libros han obtenido ha sido dulce, porque sin nuevas generaciones que escuchen jazz, el impacto de esta música desaparecerá. El hecho de estar haciendo mi pequeña contribución, junto a muchos maestros de música y músicos dedicados, es algo de lo que estoy muy orgulloso. Para ponerlo en las palabras de mi querido Jack Bradley: “Estás ayudando a difundir el góspel, hombre”, y tú también lo estás haciendo, querida Estefanía.

Es un honor para mí haber compartido estas palabras contigo, amigo Mick. Entiendo cuando dices que te sientes afortunado porque tu ídolo aplaude tu obra, pues así me siento yo cuando me das tus amables palabras sobre Bop Spots. ¡Sigamos difundiendo el gospel!