Texto: Estefanía Romero
Foto: Salvador Bonilla
Iraida Noriega se presentó en el Riviera Maya Jazz Festival 2023, el pasado 24 de noviembre, en la Playa Fundadores.
He visto en vivo a Iraida Noriega hacer cosas distintas. Esta vez escuché a una Iraida honesta, da la impresión de que lo que más disfruta es su banda y que ellos están ahí para divertirse. Al abrir su concierto encendió a la audiencia, invitándola a conectarse.
En esta ocasión no encontré el tipo de errores técnicos que he escrito en otros momentos. Iraida eligió cantar blues y pop, lo cual, técnica y armónicamente, es muchísimo más sencillo que el jazz; la cantante, además, se movió en registros de voz que están dentro de su dominio, por lo que la afinación se mantuvo. Quizá lo único que podría reconsiderarse es que, aunque la voz en un alto volumen impacta a la audiencia en una primera instancia, el abusar de este recurso le deteriora en un sentido de novedad para el escucha.
La audiencia disfrutó mucho los solos de rock en la guitarra, los halos de música autóctona mexicana, así como los mensajes de paz y de pasarla bien. Rítmicamente, oscilaron en son o en blues. Yo, al igual que el resto de los escuchas, me entusiasmé al inicio del concierto, pero me aburrí muy pronto, tanto como puedo sentirme fastidiada con cualquier música que se mantenga en un mismo mood por varios minutos, aunque esto ya es cosa de cada quien.
“¿Qué le has dado al jazz?”, le preguntó un colega en rueda de prensa, previa a su concierto, a lo que ella respondió: “No estoy segura de tener eso claro. Uno nomás está echándole corazón. Le avientas al mar tus anhelos y a ver qué te regresa”.