RIP por el IMER: 4T desampara radio cultural

Por: Estefanía Romero

Creer que el conocimiento es elitista es el error más grande de México. A esto hoy podemos sumar el desconocer que, históricamente, los gobiernos autoritarios son los que se apoderan de la radio pública, para bloquear la libertad de expresión y reprimir la difusión de sus intelectuales y artistas. La finalidad es el poder.

El hecho: Radio cultural agoniza en México

Antes de agredirnos, utilizar términos peyorativos como “chairo” o “fifi”, y creamos que somos humanos “peleados”, pertenecientes a diferentes fracciones políticas, debemos reconocernos seres que están sujetos a decisiones que están muy por fuera de nuestro control. Y vamos a aceptarlo: hoy, la 4T está llevándonos entre las patas.

¿Por qué? Voy a hablar sólo del tema que me atañe: la música y la difusión del conocimiento artístico:

Nuestro gobierno ha desamparado a 200 empleados del IMER, lo cual representa un recorte del 35% de la plantilla actual y la cancelación de muchos programas de difusión artística. En su lugar, aparentemente, se dejará una programación únicamente musical, curada por quiensabequién.

www.imer.mx

El recuento de los daños

A finales del 2018, se amenazó al IMER:

“Llegó un oficio de Hacienda, anunciando que los contratos por honorarios asimilables y para freelanceos, se iban a cancelar. La información pasó a gerentes, quienes informaron que los contratos terminaban el 31 de diciembre, y que quienes quisieran presentarse a partir del día 1 de enero, era su responsabilidad”. Indicó una de las involucradas en entrevista anónima.

La base creativa del IMER son sus productores, locutores, continuistas, mismos que no cuentan con plazas fijas ni con un respaldo sindicalizado; y serían los principales afectados de este planteamiento ambiguo.

Poco tiempo después se renovaron contratos, temporales, en lo que se tomaba una decisión definitiva.

“Muchos de los que estamos en esta situación llevamos trabajando ahí 14 o 16 años, de los 18 que Horizonte lleva al aire. Es básicamente cortarle mucha de la creatividad, la personalidad de una estación que se generó a pesar de la gerencia. La programadora lleva ahí desde el 2002, ella conoce el catálogo y la personalidad sonora de la estación”, subrayó otra voz anónima.

“La creatividad siempre ha tenido que salir, porque no trabajamos con tecnología de punta. En Horizonte se ha logrado poner al jazz a la mano de la gente. Muchas personas creían que la música era para cierto estatus social… En este tiempo se desarrolló esta cercanía entre el género y el escucha. Se hizo sentir al público que el género les pertenecía. No se nos olvida que el jazz surgió en los burdeles… ¿en qué momento se entendió esta música para una élite?”, agregó el anónimo.

“El IMER ha sido un oasis de contenido, pluralidad, democracia, libertad de expresión, honor a las voces especializadas. Que sólo estén sonando canciones, no creemos que sea el objetivo de la radio pública; considerando que no sólo somos estaciones del centro, también se tienen estaciones en otros estados”.

“Hemos trabajado a pesar del trato distinto que se nos ha dado, frente al personal sindicalizado. Cuando los locutores de base no pueden, estamos cubriendo todo”.

“La radio pública es un medio vivo. Necesitamos que nos conozcan, que sepan cuál es nuestro trabajo. No somos personas improvisadas; tenemos maestrías, somos licenciados, historiadores, melómanos reconocidosLos operadores de sindicato no tienen la capacidad de los periodistas especializados en el tema”, subrayó.

El caso OPUS

Opus 102, la estación cultural de Radio Nuevo León, fue cambiada sin previo aviso por otra que se llama “Libertad”, con una programación diferente. Esto ocurrió a finales de julio del 2017, a manos del gobierno de Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”.

“Lo quitaron sin consultar a la gente involucrada o vinculada a la estación. En Monterrey se hicieron una serie de protestas que no fueron escuchadas”, comentó Oscar “Zensei” González (compositor y gestor cultural) en entrevista; ya que se trató de uno de los personajes que encabezó el movimiento por salvar Opus.

En Nuevo León, “se inició una negociación con el gobierno del estado y ellos accedieron a que se regresara una parte de la programación original. Comenzaron a devolver los programas; con el paso de las semanas fue ganando terreno Opus, con el 60%. El problema es que se revuelven los contenidos de Libertad, con deportes y programas de payasos para niños y música comercial, programas de motivación personal, y otros de cuidados femeninos con contenidos de tipo Cosmopolitan y Vanidades. Los nuevos organizadores no saben nada sobre la creación de los contenidos culturales”; insistió Zensei.

Gestores importantes han ido a buscar diálogo con los nuevos productores pero, de acuerdo con Oscar, realmente no se ha logrado mucho. “Se dice que es una radio incluyente, cuando lo menos que sucedió fue incluir a los demás”, comentó el compositor.

Cabe mencionar que ningún otro estado o instancia apoyó el rescate de Opus. A la protesta de la CDMX únicamente se presentaron cuatro preocupados por el tema, y esta ni siquiera tuvo la oportunidad de comenzar.

Las grandes preguntas

¿Por qué permitimos que nos arrebaten el derecho a consumir programas de contenidos profundos? ¿Por qué no damos valor a quienes producen y transmiten temas de valor cultural, social y artístico? ¿Cuál es la radio que merecemos… y que merecen las próximas generaciones? ¿Por qué el gobierno no entabla un diálogo de respeto formal con los intelectuales y creativos? Si estamos hablando de un gobierno del cambio, ¿no debería comenzar este por enaltecer la libertad de expresión y respetar a sus difusores?

Tanto IMER como Opus representan derechos a espacios públicos de información, los cuales se ganaron con años de lucha y trabajo. La existencia de tales derechos representa un avance, en un país con oportunidades mínimas, y deben ser defendidos por la población. No podemos perder la radio cultural a manos de un gobierno desinteresado, que atenta en contra de nuestras posibilidades de adquirir contenidos especializados, frente a la terrible costumbre de vulgarizar lo que la audiencia merece.