Por: Estefanía Romero
El Festival Internacional de Jazz Armando Núñez (FIJAN), dirigido por Mario Montes, cumplió con sus promesas y llegó todavía mucho más lejos. Aquí les comparto mis apreciaciones…
Las joyas del jazz que nos ofreció el FIJAN
Llevar el jazz a un paraíso del norte de México hizo mostrar el músculo del FIJAN. dos conciertos estelares: el de Jazz House Collective, y el de José Gurría Cárdenas dirigiendo la Big Band Jazz de Chihuahua, tuvieron lugar en el Parque Barrancas del Cobre.
De la primera banda sólo puedo sumar a mis comentarios de antes, que cada espectáculo que dan suena mejor que el anterior y me parece que eso se debe a los años de camaradería, estudio y comunión de ideas. Su propuesta es uno de los focos más interesantes del jazz actual en México, dado que fusionan diversidad de músicas mexicanas, al ser los miembros originarios de distintas geografías del país, y elementos lúdicos de expresiones propias, en melodías y armonías enérgicas; además es evidente que tienen consciencia y control sobre su presencia escénica: saben hacer un show.
Ese mismo día, José Gurría y la Big Band Jazz de Chihuahua, presentaron un concierto de third stream: música sinfónica –en este caso muy inclinada a la contemporánea– con elementos de jazz (recordándonos que clásicos de vanguardia, como Stravinsky, emularon y amaron también al jazz); agregando recursos de folklor mexicano a esta fórmula; por esto mismo, el mundo creativo de Gurría llega a ser muy parecido al de Silvestre Revueltas; algunas otras formas de su composición recuerdan fragmentos de West Side Story, de Leonard Bernstein, como cuando se presenta un patrón muy simple de swing en el platillo en la batería a lo largo de un espacio amplio, mientras alrededor de este se hacen subir y bajar armonías en grupos de otros instrumentos, jugando con colores y formas. Otro tanto del arte de Gurría se mueve en free jazz y lapsos de improvisación libre, bien fundamentada, algo que no todos los compositores pueden equilibrar para sostener sus discursos.
Gurría, como director, es un artesano, se nota la búsqueda del detalle en cada intención, cada transición, cada volumen en particular. Todo está planeado y tiene una razón de ser.
Otro instante pletórico fue el concierto de Dos Caminos, dueto conformado por los guitarristas Iván Almanza e Itzac Fernández, al desplegar la magia que ocurre cuando los músicos se escuchan realmente entre sí. Se nota la instrucción clásica, jazzística, y su náutica a lo largo del manouche, el rock, músicas del mundo y meditación. A la vez, fueron emocionantes el uso de la guitarra como instrumento de poder rítmico y no únicamente melódico, así como la intención de encontrar timbres creativos y paisajes sonoros, algunos a través de técnicas más recientes como efectos de sus pedaleras, e incluso looping; además, se agradece el abordaje, en gran medida, de repertorio que va más allá de los standards. Se nota el virtuosismo y dedicación en ambos ejecutantes, a pesar ciertos desbalances (casi imperceptibles) en una que otra transición, dignos (sí, ¡dignos!) de un lapso íntimo y círculo seguro, lleno de broma y calidez, como el que se tuvo en aquella tarde de café, en que los asistentes fuimos también partícipes del desarrollo emotivo en la presentación, dado que el espacio reducido, también muy importante para experimentar el arte desde otra perspectiva, se prestó para ello; además, esto nos permite rememorar que el jazz ha tocado tradicionalmente en espacios pequeños y que siempre ha estado cerca de la gente.
Al FIJAN le importa la formación de sus jazzistas
Esto se notó desde la apertura del festival, donde se tuvo al Ensamble de jazz de los alumnos de la Maestría en Producción Artística (UACH), abriéndoles espacio para presentar sus propias obras y presumir sus recursos creativos al momento de improvisar.
En ese primer día, también escuchamos a la Big Band Capital, un proyecto de banda-escuela comunitaria, que lleva un año de existir, bajo la dirección de Alfredo Flores. Debe aplaudirse la iniciativa, esfuerzo e impulso de un proyecto tan complejo como lo es una orquesta juvenil. No obstante, es necesario admitir que, si bien, estos chicos pueden ejecutar técnicamente las piezas que presentaron, hace falta inyectar en ellos la importancia de tener una intención al momento de interpretar. Cuando su director hacía indicaciones, estas no parecían tener ningún tipo de influencia en los músicos; estos jóvenes tampoco daban la impresión de disfrutar hacer la música, sino que estaban como cumpliendo con una tarea… quizás esto último no fue así en sus interiores, pero fue lo que proyectaron. Hacerse conscientes de esto será fundamental para su crecimiento como artistas, así como para su conexión con el público. Hace un tiempo leí a una investigadora y profesora (ofrezco una disculpa honesta a mi lector por no recordar el nombre ni la fuente), comentar que en la mayoría de las escuelas de música se omite enseñar a los estudiantes la importancia de tocar su instrumento con intención, y este es un punto muy importante por trabajar y sostener en México. Aun así, el solo de la saxofonista en el tema Angel Eyes (qué gran elección) fue sublime, contenía intención y, por lo tanto, logró repercutir en nosotros, escuchas.
También se presentaron el Ensamble de Jazz de la Facultad de Artes de la UACH, con un repertorio de standards; y el Ensamble de Jazz de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Este último fue un poco más allá, con un rap en español al final de su concierto; por cierto, bravo a su trompetista, quien se ve que lleva instrucción de todas las épocas del jazz.
En cuanto a los headliners, el público y la comunidad de estudiantes de música denotaron un gran entusiasmo por la participación de los artistas internacionales: Brad Leali (UNT Texas) y el ensamble UTEP Jazz Combo, fundamentales para continuar expandiendo nuestros universos sonoros.
Otro aspecto importantísimo del enfoque educativo de este festival fue la invitación a Gurría como director de la Big Band Jazz de Chihuahua, quien, con ensayos que desbordaban horas más allá de la media noche, se encargó de dar instrucción y camino a un grupo de profesionales del jazz, llevándolos a un sonido y engranaje que pocas orquestas logran.
Agregaré que, aunque los jams no estuvieron tan concurridos por músicos como en otras ciudades con más tradición jazzística (y, por ende, con más jazzistas), estos representan un medio para los nuevos consumidores del jazz en Chihuahua, dándoles paso a desarrollar las maneras de interactuar con esta forma musical en vivo, de vivir la cultura del jazz como es desde sus orígenes.
Por último, Chihuahua le está invirtiendo a la permanencia de figuras importantes del jazz, como el guitarrista y profesor de larga carrera, Roberto Sánchez-Picasso, quien, a unos meses de haberse establecido en la ciudad, tuvo diversas y notables participaciones dentro del festival.
Un sonido nuevo: 3er Camino (también conocido como el Ensamble de Jazz de la Universidad Autónoma de Querétaro)
Este ensamble sorprendió y su fuerza recae en la calidad de las composiciones de Christian Martínez: cada uno de sus temas tiene el poder de una narrativa que pesa: están construidos con arquitectura sólida, por lo que al consolidarse en un clímax invitan a generar toda una paleta de emociones, para luego desvanecerse poco a poco, hacia el final, con la misma profundidad.
Al poner al frente un saxofón, a cargo de una balada, uno pensaría que Kenny G está a punto de ser emulado; pero no este no fue el caso. Un tema lento y precioso, lleno de profundidad y colores, una sólida representación del amor del compositor hacia su sobrina, a quien esta pieza fue dedicada. Es raro encontrar compositores y ejecutantes que logran escribir y ejecutar temas instrumentales lentos que atrapan la atención de cualquiera, para arrancarle al menos una lágrima. Aquí, 3er Camino tiene un gran vigor emotivo en sus manos.
Hubo un uso recurrente de motivos africanos en la percusión, intercambios de distintos saxofones… Se nota un interés por conectar con sus audiencias, sin caer en la condescendencia, tal cual era la constante búsqueda de Dizzy Gillespie, autor que homenajearon al arreglar una de sus épicas piezas: Manteca… y convertirla en Margarina, como ellos mismos le nombraron.
Existen muchas propuestas de jazz en México, pero puedo decir que 3er Camino tiene y tendrá mucho que decirnos.
Jazz e inclusión: sonidos rarámuris, purépechas y más…
La migración es un problema histórico que, como toda cuestión humana, también puede narrarse a través de la música y la poesía. En efecto, José Gurría Cárdenas presentó su composición Up Against a Wall (Or The Blissful Search For Sublime Mediocrity: Episode III) [originalmente escrita para Arturo O’Farrill & The Afro-Latin Jazz Orchestra], para enmarcar “la dificultad para entender a los del otro lado de la frontera”, en palabras del mismo compositor, quien dedicó esta misma obra “a los migrantes alrededor del mundo del pasado, del presente y del futuro”.
Up Against a Wall es una composición de música contemporánea, con sonidos que nos evocan épocas prehispánicas, con muchos adornos de flauta y percusiones sencillas que te exigen silencio e introspección; todo esto sirvió de fondo para unas décimas escritas por el poeta Patricio Hidalgo, las cuales, durante el FIJAN, el poeta rarámuri, Lorenzo Moreno Pajarito, tradujo e interpretó en su lengua. Antes de comenzar su puesta, Lorenzo habló de la situación de los tarahumaras: “Muchos ya no regresamos… la migración entristece”.
Curioso que esta mezcla, aun siendo adecuada a un contexto totalmente disímil, me llevó de vuelta a una imagen de los poetas beatnik, leyendo poesía para demandar asuntos sociales, improvisando libremente, sobre un fondo jazzístico.
También se tuvo el concierto de Efrén Capiz, con maestros de la UACH. Capiz es una de las cabezas del jazz en Michoacán y en el FIJAN tocó pirecuas (cancioncitas purépechas) con arreglos de jazz y de blues. Abrió su show con un largo zapateado: parte de su amplia formación artística incluye el baile folklórico mexicano.
Esta combinación de artes mexicanas y jazz se dio en muchos momentos del festival, con lo cual el FIJAN declaró ser espacio de nuevas evoluciones musicales, así como otra sede del movimiento de inclusión, que el jazz promueve a lo largo del mundo.
El jazz se disfruta, pero también se enseña y se dialoga
El festival motiva el jazz no únicamente como una manifestación lúdica y artística, sino que también abre espacios para la profesionalización de esta música, como clases maestras con maestros invitados, y charlas de carácter innovador (al menos, yo, nunca he presenciado estos temas en otros eventos educativos con enfoque en el jazz, en México), como “La filosofía del blues”, con comentarios no de músicos, sino de estudiantes de lengua inglesa; y el planteamiento tan fundamental para la vida de todos los seres humanos: “¿Cómo escuchamos?”, en la conferencia de José Gurría.
Asimismo, las mesas de diálogo fueron fundamentales para abordar temas que rodean la práctica musical. La primera estuvo moderada por la guitarrista Paloma Campos, y aparecimos como invitadas Paulina Mercado, percusionista, profesionalizada en management musical; María Vázquez, guitarrista de jazz; y su muy honrada servidora, dedicada a la investigación, periodismo y crítica musical. Desarrollamos una conversación sobre nuestras carreras, muy poco comunes en México, y sobre el papel que viven las mujeres alrededor del jazz, así como del menester de que exista representación en los medios de las mujeres instrumentistas.
La segunda mesa redonda, también con Paloma a la cabeza, recibió la participación de Miguel Almaguer, compositor, director musical, pianista y escritor; Karlo Mireles, baterista y director del Ensamble de Jazz en la UACJ; e Iván Almanza, guitarrista de jazz, master en artes y docente de la UACH. Estos hablaron sobre la vida del músico en México, y enfatizaron la importancia de estudiar, así como de envolverse en distintas disciplinas para lograr un verdadero trabajo creativo, entre otros múltiples enfoques que nos dejaron hambrientos de más conversación.
¿Cómo llega a desarrollarse un festival de este corte en Chihuahua? ¿Quién es Armando Núñez?
“El movimiento de jazz en Chihuahua ha existido desde el mismo nacimiento de este género musical, por ser frontera con Estados Unidos”, indicó Mario Montes, director del FIJAN, en entrevista. “Músicos de orquesta han sido célebres en la música de jazz, como: Tino Contreras, Miguel Muñoz, Rogelio Delgado, Armando Núñez (“Mandis”), entre muchos otros”, agregó Montes.
Mandis fue guitarrista, compositor y profesor, cuyos seguidores y amigos le definen como un gran ser humano, con una visión crítica y sensible de la música, quien apoyaba a todo aquel que se le acercara.
Lamentablemente, Mandis (QEPD) falleció en la pandemia en 2021. Además de sus composiciones, su legado hoy se ve en quienes fueron sus alumnos, ahora convertidos en maestros de la línea académica de jazz, en la Facultad de Artes (UACH), además de ser exponentes y promotores del jazz vivo en Chihuahua.
El mismo Montes mencionó que parte de la misión de esta gran encomienda que es el festival, es “contribuir y dar seguimiento a la labor, vida y obra del maestro Armando Núñez; y seguir acrecentando y revalorando el jazz y la música popular dentro del estado grande”.
Algo curioso y muy notorio fue que en el FIJAN 2023 hubo preeminencia de guitarristas en el jazz; como lo platiqué con Paloma Campos (una de las organizadoras del FIJAN) personalmente, me pareció notar que el jazz en Chihuahua parece manifestar mucho jazz fusión, a lo que aquella contestó con una afirmación, y llegamos a la conclusión de que ese fue uno de los tipos de jazz que Armando Núñez (nacido en 1969) impulsó con mucho gusto personal, pero siempre haciendo énfasis en la tradición del jazz (jazz de Nueva Orleans y bebop). Tiene sentido, ya que el jazz fusión fue la música que atrapó a gran parte de los jazzistas mexicanos en los años 70, e influyó en que varios se dedicaran a la guitarra.
El jazz hacia nuevos y mejores rumbos
El FIJAN fue un punto de reflexión, camaradería, así como un lugar para compartir ideas y aportar visiones de diferentes mundos, y cumplió férreamente con sus objetivos, siendo uno de ellos el abrir un espacio para el desenvolvimiento de la comunidad artística de la UACH.
El hecho de que este festival haya ocurrido también en un espacio natural: Barrancas del Cobre (y, cabe enfatizar, ¡distinto! al de las sedes clásicas del jazz en nuestro país: Xalapa, CDMX), con vistas nuevas hacia otros ecosistemas con paraísos visuales, y otras fisonomías incluso, dio a un privilegiado grupo de artistas la oportunidad de sumergirse en una experiencia que abrió puertas a nuevas aventuras, nuevos horizontes, algo fundamental para la creación y la apertura a nuevas ideas. Fue evidente que este intercambio también dejó marca en los artistas originarios de Chihuahua.
Así, el festival favoreció la colaboración, el reencuentro –en algunos casos–, y la formulación de nuevas amistades, entre creadores y figuras e identidades interesadas en impulsar el arte. Los músicos tuvieron la oportunidad de intercambiarse en los ensambles y de convivir tanto musical como humanamente. Esto, a largo plazo, y con constancia, ha de redefinir la forma en que colaboramos, en que nos presentamos al público, y en que apoyamos el jazz para que, más allá de sobrevivir, sus representantes mexicanos sobresalgan y ocupen cada vez más lugares meritorios entre los nombres de carácter internacional.
Finalmente, la hospitalidad, calidad y calidez del Hotel Highland Chihuahua, con Stephanie Villalobos al frente, es algo que todos los visitantes al festival (quizás, sobre todo los muchos que viajamos más de 10 horas para llegar a Chihuahua) reconocemos y valoramos como parte de la experiencia. Esta inusual ocasión permitió que los artistas llegaran con tiempo suficiente para reponerse y dar ejecuciones sobresalientes, así como para tener momentos de convivencia e intercambio artístico, que formaron y fortalecieron lazos; con toda razón, este festival se va convirtiendo en un hub, que en próximas ediciones habrá de atraer más y más audiencias foráneas que se sumen a la vivencia.
Tanto Villalobos, como el Hotel Misión Tarahumara, el Parque Barrancas del Cobre y la Secretaría de Turismo de Chihuahua, se lucieron al apoyar a la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua, con Mario Montes y su equipo al frente, para desarrollar el FIJAN 2023.
También aprendí que visitar Chihuahua es una experiencia única. Conoce estos fantásticos lugares, que apoyaron al FIJAN:
- Kaldi Café
- Casa Chihuahua
- Centro Cultural Naranjo Azul
- Downtown Bistrobar
- Teatro de Cámara Fernando Saavedra
- Teatro de los Héroes Chihuahua
- Parque Barrancas del Cobre
- Hotel Highland Chihuahua
- Hotel Misión Tarahumara
- Hotel Central Boutique
